Revista Cultura y Ocio

La creación del mundo fue una chapuza

Por Cayetano
La creación del mundo fue una chapuza Imagen libre de Pixabay
La creación del mundo está mal hecha. No me extraña que no salga bien algo que se hace deprisa y corriendo, a lo loco, en seis días… Los buenos trabajos llevan su tiempo. Además tengo mis dudas, mis interrogantes… El día que se le ocurrió a Dios hacer la cebra ¿había bebido? Y la jirafa, ¿para qué hacerla con ese cuello tan largo? ¿para que alcanzase las hojas más altas de los árboles? ¿Por qué no hacer los árboles más bajos y así ahorrarse del tirón cuello y madera? Más dudas. Dicen que el viento se produce por diferencias de presión, y que sopla de las altas a las bajas. Bien, pero el viento huracanado para qué narices sirve. Por qué tanta prisa. Dónde está el fuego. La lluvia, por ejemplo, que está bien y todo eso para que haya agua y las plantas crezcan, blablabla; pero… ¿por qué no llueve solo de noche para no molestar? Si yo fuera Dios prohibiría por decreto que lloviera de día y menos los días festivos, que hay que salir para dar gracias al creador por su obra y, sobre todo, tomar el vermut. Más… Los gusanos están bien, vale, pero qué vida más arrastrada. ¿Era del todo necesario crear las cucarachas? Y esos peces de los fondos abisales. ¿Por qué tan feos si no los ve nadie? ¿A quién van a asustar? Dominamos la tierra, pero la especie humana sale mal parada: dos ojos, dos orejas, dos brazos, dos testículos… ¿Por qué no dos corazones, dos hígados… con lo necesarios que son? ¿Para qué queremos el ombligo? ¿De adorno? ¿Y el dedo meñique de los pies? Aparte de para pegarte golpes con los muebles cuando vas descalzo, no le veo otra utilidad. ¿Por qué tenemos uñas o pelo si siempre andan creciendo y hay que cortarlos? Anda que si nos creciera continuamente la cabeza íbamos a estar bien. El único animal inteligentemente pensado es la rana de las charcas. El diseño de las patas posteriores para saltar, la membrana natatoria, técnicas de camuflaje, dos sistemas de respiración para adaptarse a dos medios diferentes a lo largo de su vida, ojos grandes con buen campo visual, el pedazo de lengua proyectable para capturar sus presas… Un animal bien hecho, será por eso que es el más utilizado por los escritores para desencantar a los príncipes encantados de los cuentos. Ahora que el que más me gusta de todos es el camaleón. Ya quisiera para mí esos ojos que apuntan uno para un lado, otro para otro; sobre todo para poder camuflarte y pasar desapercibido cuando viene el cartero a traerte un certificado sospechoso de la Dirección General de Tráfico.
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Texto publicado originariamente en lacharcaliteraria.com


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