La neuróloga británica Susan Greenfield advierte sobre los perjuicios cerebrales que causan las nuevas tecnologías y anticipa cómo deberán adaptarse las empresas y los CEOs a una nueva generación de empleados.
Las nuevas tecnologías y el uso excesivo de las redes sociales están infantilizando el cerebro de las personas. Y se trata de una de las mayores amenazas para los seres humanos, después del cambio climático. Esta tesis es la espada que utiliza la neuróloga británica Susan Greenfield para librar su solitaria batalla contra los profetas geeks de la revolución 2.0.
Estos cambios tecnológicos no sólo hacen la vida más confortable, sino que afectan la naturaleza humana, explica. Y esto tiene consecuencias sobre el mundo laboral y empresarial. Por eso, las competencias de los CEOs del mañana deberán adaptarse a esta nueva generación.
Ansiedad desmedida, comportamientos hedonistas, menor capacidad de concentración y de establecer vínculos son consecuencias de la sobreestimulación, dada por la cultura de la pantalla. Para contrarrestarla, la científica sugiere a los CEOs fomentar la creatividad, la identidad personal y las relaciones cara a cara dentro de sus compañías.
“En 20 años, todas las personas del mundo serán nativos digitales. Todos serán más homogéneos en sus formas de ser: habrá menos creatividad y menos identidad. Tendrán una vida más sensorial y menos cognitiva. Los adultos se van a parecer a niños eternos”, dice Greenfield, profesora de la Universidad de Oxford y miembro de la Cámara de los Lores del Parlamento británico, en diálogo con el suplemento Management.
Tiene autoridad y la hace valer para arremeter contra el aura que envuelve a la Web 2.0: además de ser una celebridad en el mundo científico, la baronesa está considerada como una de las principales especialistas en el estudio del cerebro. Es directora de la prestigiosa The Royal Institution y autora de La vida secreta del cerebro y de La gente del mañana, donde describe cómo las tecnologías están cambiando la forma de pensar de las nuevas generaciones.
Greenfield, de paso por Buenos Aires para participar del Forum 2010 “Los tres pilares de la innovación”, organizado por PriceWaterhouseCoopers, dice que realiza estas observaciones a modo de advertencia, por la fragilidad del cerebro humano. Y advierte a los CEOs: las capacidades de los líderes se verán perturbadas. “El rango de atención será más corto. Cada vez tendrán menos tiempo para reflexionar, ya que la cultura de la pantalla fomenta las respuestas rápidas”, explica la investigadora. Esto impide llegar a las mejores propuestas para encontrar soluciones innovadoras. El problema “es que las mejores ideas suceden cuando estamos relajados, bajo la ducha”, dice y sonríe.
Antídoto en puerta
Uno de los antídotos ante la vorágine 2.0 es el cultivo de la identidad personal dentro de la empresa. Por eso, Greenfield recomienda a los ejecutivos: “Tienen que ser capaces de crear entornos que alienten las incitativas personales, la individualidad de cada empleado”. Será, en su opinión, una de las claves de los líderes exitosos.
De esta manera, cree que la empresa podrá alentar la creatividad y contrarrestar la homogeneización que tendrá la fuerza laboral de la próxima generación. “La creatividad va a ser uno de los grandes commodities en el futuro‘. Y agrega: “Hay que dejar que las mentes de las personas divaguen para que puedan llegar a nuevas situaciones y resoluciones”.
Para lograr esto, alienta a generar entornos que no castiguen el error. “Es importante que la gente cometa errores, en un entorno más permisivo, y darles los espacios para que puedan ser responsables dentro de sus iniciativas. Una vez delegada la tarea, el jefe debe dar un paso al costado y dar margen para el error”, explica.
También recomienda fomentar las relaciones interpersonales cara a cara. Con el auge de las redes sociales, las teleconferencias, entre otras herramientas, se despersonaliza cada vez más el trato con los pares.
La mejor política de work life balance que puede realizar una empresa es incentivar la individualidad y la creatividad de sus empleados para que “puedan ser ellos mismos” y así disfrutar del trabajo, dice Greenfield, y resta significancia a carga horaria de los operarios. En definitiva, para la científica la verdadera solución estará en apostar al desarrollo de la identidad de las personas. Esto permitirá que la gente se sienta realizada, trabaje mejor y se generen mejores resultados. “Just be yourself (sólo sé tu mismo)”, es el modo de combate personal que propone.
Julián María Iturrería
Artículo extraído del Cronista Comercial.