La crisis afecta al deporte

Publicado el 03 junio 2013 por Aposilio @aposilio

La falta de recursos impide a los piragüistas acudir a la Copa del Mundo, las gimnastas tienen que abonar el viaje al Europeo de rítmica y los de hockey hierba sub 21 deben pagar para ser seleccionados


La crisis económica que está empobreciendo a España a pasos agigantados se ha extendido a todos los rincones y actividades de este país. Al deporte de élite, también. Aunque los numerosos triunfos de los Nadal, Alonso, Lorenzo, Pedrosa y Contador, o de las selecciones de fútbol, baloncesto o balonmano continúan manteniendo en lo más alto del podio el prestigio patrio y, de paso, elevando la decaída moral de los ciudadanos de este país, la realidad es mucho más cruel de lo que se advierte en la superficie. La falta de recursos se ha hecho tan acuciante que los deportes menos poderosos económicamente están sufriendo en sus carnes los efectos perniciosos de la escasez económica y de las políticas que sacralizan la austeridad.

Fuente: bekia.es

Poco a poco van apareciendo en los medios de comunicación los distintos casos que evidencian las consecuencias negativas de los recortes. Los piragüistas fueron los primeros en sufrir el descenso drástico de las subvenciones que reciben las distintas federaciones españolas deportivas. Así, el quíntuple medallista olímpico, David Cal, no solo se ha tenido que ir a Brasil para preparar las próximos Juegos Olímpicos, ante la imposibilidad de hacerlo en su tierra gallega, sino que la falta de dinero le ha impedido acudir a la Copa del Mundo que se celebró en Poznan (Polonia). El no fue el único afectado, pues otros prestigiosos piragüistas como Craviotto, Benavides, Portela, Cosgaya o Hernanz tampoco han podido competir en las distintas pruebas de esta competición celebradas en Hungría, Chequia y, ahora, Polonia. La federación no dispone de los ingresos suficientes para pagar sus viajes a estos países. ¡Tremendo!, pues se supone que esta debería ser una de las razones de su existencia. 
La última vergüenza conocida ha sido la de las gimnastas de la rítmica española, pues varias han tenido que pagarse el viaje y la estancia en los Europeos de Viena. En concreto, dos de las gimnastas individuales y la reserva, Natalia García, Eugenia Onopko y Andrea Pozo, han abonado alrededor de mil euros cada una para pagarse viaje, alojamiento y manutención para representar a España. La Federación solo se lo ha costeado a la mejor, la olímpica Carolina Rodríguez, y al conjunto junior, así como a sus entrenadoras y a los jueces. Para capear el temporal, se afirma que las federaciones autonómicas y sus clubes les devolverán el dinero cuando tengan ingresos, puesto que la Española ha recibido la mitad de las subvenciones que un año antes. Ya se verá.

Fuente: noticias.lainformación.com

Pero hay más casos. Los participantes españoles en el Europeo de piragüismo de aguas bravas, que protagonizaron una excelente actuación en los Juegos Olímpicos de Londres, todavía no saben si podrán acudir a Polonia porque no han recibido ni un euro de las ayudas prometidas. Y más: los jugadores de hockey hierba que quieran participar en el Mundial sub 21 que se celebrará en India deberán pagar unos 900 euros por cabeza, más 80 euros por cada una de las tres concentraciones previas, si quieren participar. Igualmente, las chicas de la selección femenina que quieran disputar el Mundial junior en Alemania tienen que abonar 500 euros cada una, más 160 por las concentraciones previas. Y seguro que se encontrarían casos  similares si se buceara en cada una de las especialidades deportivas españolas. (En este otro artículo de mi blog hay datos sobre los recortes a las federaciones deportivas: pincha aquí)
Este negro panorama solo puede tener nefastas consecuencias en los resultados del deporte español. Si los atletas que representan a este país no pueden participar en las distintas competiciones internacionales en las que se miden a los mejores del mundo, contrastan su poderío y adquieren la experiencia necesaria para rendir al máximo en los grandes acontecimientos, léase europeos, mundiales o juegos olímpicos, volveremos a obtener los resultados que cosechaba España durante la dictadura franquista. Si esta tendencia no cambia, la recolecta de medallas en los Juegos de Río de Janeiro va a volver a ser raquítica. Y lo que es peor, el panorama que se vislumbra para Madrid si logra ser la candidata elegida para el 2020 puede ser desolador. Y en lugar de aprovechar las inercias positivas que nacieron de Barcelona 1992, las probables olimpiadas en la capital pueden convertirse en un nuevo punto de partida desde el infierno.

Fuente: lavanguardia.mobi

Estas penurias pueden parecer lógicas desde el momento que en este país miles de niños vuelven a irse a la cama sin cenar porque no tienen nada que echarse a la boca o que cientos de miles de ciudadanos escapan del hambre gracias a la solidaridad de los comedores sociales. También pueden entenderse ante el hecho de que el número de alumnos se está multiplicando en las clases de los colegios públicos por el recorte en profesores o porque cientos de universitarios se están viendo obligados a dejar la universidad al serle retiradas las becas o por la subida salvaje de las tasas. Incluso se comprenden ante la evidencia de que hoy en España un centro sanitario puede negar la atención a un ciudadano por no tener las tarjetas necesarias (sanitaria y visa) o ante la de que se están dejando de recetar ciertos medicamentos caros o de prescribir determinadas pruebas diagnósticas para detectar o luchar contra una enfermedad grave. Es decir, si aspectos básicos como la sanidad y la educación están resintiendo gravemente por mor de los recortes, parece sensato que algo tan banal como el deporte también sufra las penurias que produce esta política de salvar a los bancos y olvidarse de las personas.
Ahora bien, esta penosa situación crea algunas dudas: ¿Podrá un deportista español que se ha pagado su participación en una competición internacional pedir cuando suba al podio que le pongan la foto de sus padres en lugar de la rojigualda? ¿Se quedarán sin acudir a estas competiciones los deportistas cuyas familias dispongan de escasos recursos y solo podrán representar a España las familias pudientes? ¿Se adjudicarán esos éxitos los responsables de las federaciones? ¿Acudirán los políticos de turno a hacerse la foto cuando los deportistas lleguen a su ciudad o comunidad con la medalla colgada al cuello? La respuesta a las dos primeras preguntas es: esperemos que no; mientras que a las dos últimas es: seguro que sí.