La crisis en la que estamos inmersos (esa que tantos empresarios y políticos “iluminados” utilizan para soltar lastre mientras intentan por encima de todo mantener su nivel de vida) es una crisis de valores. Esos valores que han forjado y dado forma a este mundo materialista, capitalista e individualista en que vivimos.
Son los valores que han permitido la creación de ese “estado del bienestar” que ahora vemos como lo que realmente fue: una farsa para que unos pocos se enriquecieran a costa de muchos; una ilusión para mantenernos cebados, felices y rodeados de facilidades para que no necesitáramos pensar en cosas más importantes. Son los valores que han hecho que los políticos se instalen en sus sitios de poder y manejen países, ciudades y vidas como si jugaran al monopoly. Son los valores que han convertido a la banca en el auténtico amo y señor de nuestros destinos.
Es muy probable que usted lea esto y piense que soy un comunista, un anarquista o un antisistema. Tal vez piense que tengo amigos entre la kale borroka o Al Qaeda. Le propongo un experimento: deje de ver lo que le cuentan los medios de comunicación habituales, deje de escuchar a tertulianos, deje de leer columnas de opinión y limítese a leer los hechos que ocurren cada día. Observe a su alrededor. Lea, vea y/o escuche -en lo posible- las noticias más asépticas y libres de opinión. Fórmese su propia opinión. Piense…
Piense en los salarios de la clase trabajadora. Piense en reformas laborales. Piense en políticos detenidos por insultar a policías. Piense en alcaldes que se suben el sueldo mientras hablan de austeridad. Piense en políticos imputados por cohecho que dimiten impidiendo el trabajo de la prensa pero con la conciencia limpia. En futuros presidentes que apoyan a políticos que van a sentarse en el banquillo de los acusados. En cajas y bancos que reciben dinero del estado cuando sus dirigentes hacen mal su trabajo mientras familias sin recursos son embargadas y desahuciadas… hay mucho más y es terrible. Solo tiene que rechazar que otros piensen por usted para darse cuenta de lo profunda que es esta crisis y de lo importante y necesario que debe ser el cambio.