La crisis, para tontos

Por Sergiodelmolino

Un somero resumen de la crisis para tonticos como yo:

Unos millonetis montan un tinglado financiero fenomenal al más puro estilo tocomocho: se lían a prestar dinero a mansalva para reinvertir y reinvertir y reinvertir, hasta que la cosa se les va de las manos, los primos estafados no pueden pagarles los plazos de la estafa y el chiringuito se les derrumba con gran estrépito y lagrimeo.

Como la caída del chiringuito amenaza con llevarnos a todos por el sumidero, los Estados (es decir, los jefazos de los mismos, no los ciudadanos que los han elegido, a quien nadie se ha molestado en preguntar) prestan una pasta gansa a interés cero o casi cero para que los millonetis se queden donde estaban. Tranquilos, muchachos: mantened el empleo y ya nos devolvereis el préstamo cuando os venga bien. Palmoteo lumbar, intercambio de puros habanos y carcajeo generalizado.

La inyección de pasta genera un aumento descomunal de la deuda de varios países. El aumento de la deuda cierra grifos. El cierre de grifos provoca un aumento desorbitado del desempleo. Los Estados, prácticamente en bancarrota y sin margen de maniobra, piden ayuda a los señores millonetis, favor por favor.

Los millonetis dicen que vale, que de acuerdo, que soltarán pasta en forma de inversiones y financiarán la deuda de los Estados, pero no a interés cero o casi cero, como hicieron los Estados hace dos años, sino a precio de mercado, que no somos una oenegé de esas.

-Venga, lo que sea, ¿dónde hay que firmar? -preguntan los mandamases a los millonetis, con los bolis en la mano, aliviados de salir de allí con los pantalones puestos.

-No tan deprisa, pardillines -les dicen los millonetis.

Glups. Los más sabios empiezan a desabrocharse el cinturón, sabiendo lo que toca.

-No sólo os vamos a cobrar los intereses, sino que vamos a poner unas condiciones para que financiemos este desastre. Nos vais a diseñar una economía a medida, cuatrojos: queremos despedir a quien nos pete como nos pete y que los impuestos los pague tu madre.

-Hecho. ¿Algo más?

-Sí, pagafantas de mierda, claro que hay algo más: queremos todos los cromos que tengáis de Comando G y de Bola de Dragón.

-¡No, eso no!

-Pues no hay pasta.

-Bueno, vale, los cromos también, pero me quedo las marionetas del Hormiguero.

-Límpieate el culo con ellas, que eso no lo quiere nadie. Y ahora, marchaos, que tengo que asfixiarme con una bolsa mientras me masturbo pensando en Angela Merkel.

Las voces críticas con este tinglado suelen resumir la crisis más o menos como lo acabo de hacer yo, pero me parece que olvidan algo: no hay conflicto ninguno entre Estado e instituciones financieras, porque para que se dé un conflicto tiene que haber dos partes enfrentadas, y el Estado y las instituciones financieras vienen a ser lo mismo: las segundas controlan y utilizan el primero para sus propios fines.

El conflicto debería darse entre unos ciudadanos enfurecidos y unos millonetis abusones que no guardan memoria genética del genial invento del doctor Guillotin. Alguien debería darles una pequeña lección de historia.

¿Les suena? Vayan con cuidado y no pierdan la cabeza.