Para el objetivo de este trabajo lo que interesa resaltar no son tanto los abundantes errores gubernamentales y de su presidente, (ni los del PP), de los que ya he escrito en otras ocasiones, como la postura de colectivos o individuos que no entienden que el panorama social y político en España es sombrío por
1) Estamos dentro de las turbulencias de un huracán, del que costará salir y lo haremos malparados. Este huracán que aprecian perfectamente desde otros países está formado por la realidad que conforman las cifras y datos de la economía española, deuda y enorme déficit, por el tremendo paro y las pocas posibilidades de crecimiento económico a medio plazo, por la feroz especulación y las constantes referencias de la prensa internacional a nuestros aspectos negativos, los errores, o no, de información de organismos internacionales, la debilidad del gobierno y su falta de apoyos políticos, sean o no parlamentarios y sociales, las dificultades de aplicar en España una decisión estatal por la diversidad de poderes autonómicos, la debilidad de la sociedad española, incluyendo todos los partidos, que no estaba preparada para esta situación, la obsolescencia de nuestro modelo y aparato productivo, nuestras deficiencias en balanza por cta. corriente, en I+D+i, en educación, en competitividad, en mercado laboral, en justicia, en eficacia de la administración…
2) La gravedad de la crisis mundial y su parcela específicamente española, que muestra que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, con dinero ajeno, que se niegan a seguirnos prestando, y que inicialmente nos hará más pobres alrededor de un 20%.
3) Las contradicciones inherentes a cualquier decisión, entre el corto y el largo plazo, por ejemplo entre atajar el déficit o fomentar empleo. Aunque hoy la principal es conseguir salir del huracán en el cortísimo plazo, sin lo cual huelga todo lo demás. No hay futuro, en el sentido predecible, más allá de un derrumbe. Empiezan a conocerse cifras significativas de inversión que sale, extranjera y española, ...
4) El frenazo experimentado por toda clase de políticas, por agotamiento de fuerzas gubernamentales y de país, El cúmulo de problemas junto con el veloz crecimiento del déficit nos secó la financiación, no hay de donde sacar más dinero, al margen de que se vea más o menos procedente tal o cual política, nadie nos da dinero para fomentar la recuperación, ni siquiera para mantenernos sin ajustar, recortar y asegurar el déficit, aunque todos veamos que perjudica el crecimiento.
El capital manda y el Estado manda. Unas veces mandan unos y otras veces los otros, existe una lucha de fuerzas constante en ambas direcciones, y si no existiera un equilibrio, (inestable, Of. course), no hablaríamos de capital y Estado, solo hablaríamos de un polo, Hablamos de ambos porque hay lucha, porque no ha vencido ninguno de los dos. Pero no siempre hay solo dos contendientes en el tablero, como tampoco el término capital engloba unos únicos intereses claramente delimitados, en ocasiones los campos capital-Estado se entrelazan, se manifiesta aquella situación ‘de hoy ministro mañana banquero’, las más de las veces el capital no es unipolar, sino multipolar y en repetidas ocasiones no coinciden los intereses de unos capitales con otros, porque sean de diferentes países o sectores, o bien porque sean distintos intereses aún siendo del mismo sector.
En Europa ¿podríamos afirmar hoy que el capital manda y quiere destruirla?, porque eso es lo que puede estar en juego. Si esto fuera así deberíamos precisar de qué capital hablamos, ¿El industrial? ¿De qué sectores, metalúrgico, automóvil?, ¿el comercial? ¿De logística, de grandes almacenes, de transportes?, ¿el capital químico? Me parece equívoco y poco útil aceptar que el capital europeo, ampliamente diversificado, se una en sus intereses y deje a los estados europeos entrar en recesión para que las economías dejen de producir y por tanto de suministrarles beneficios. Y supuesto que fuera de esta manera ¿estaríamos diciendo que aceptarían perder sus gigantescas inversiones en Europa?, porque los traslados de capital hacia Asia son una pequeñísima parte del total invertido de capital europeo.
La banca europea es un sector de los mas afectadas por todas las batallas de la crisis, tanto en negocios a costa de los estados, tomando dinero del BCE al 1% para comprar deuda pública al 4%, como en posibles descalabros, porque si cae España, caerán decenas de bancos europeos arrastrados por los impagos (y alguno de EEUU) que tienen deuda española en sus balances, la verdad a mí me resulta particularmente complicado aceptar un solo interés, en una sola dirección y tan claramente apreciable como lo ven alguna gente. En España, la banca española ha comprado deuda pública a requerimientos del gobierno, (lo cual significa poder) hasta donde ha podido. Otra muestra de intereses compartidos entre capital y Estado.
Los intereses del capital bancario no creo pueda afirmarse que sean asfixiar al Estado, mas bien les interesa salvarlo para ganar pasta, apretarán las clavijas, pero siempre con la idea de poder cobrar su deuda tal cual. Otro asunto muestra diferencias dentro del capital bancario, la desconfianza entre banqueros ha conducido a que el mercado del crédito inter bancos haya desaparecido, (lo cual es un problema para todos) los bancos prefieren meter el dinero sobrante en el BCE a bajísimo tipo de interés, antes que prestarlo a tipos mas alto a otros bancos. No se apoyan entre sí, no tienen los mismos intereses un banco y otro.
No es tan simple como parece, englobar toda aclaración en un solo término, sea el de capital, liberalismo, explotación o cualquier otro, la mayoría de ocasiones solo pretende eludir explicaciones. En cualquier caso y relativo a las medidas a tomar, siempre deberíamos recordar que toda decisión afecta a múltiples intereses no tan claramente identificados en un cajoncito como parece pensar mucha gente, y que además, colisiona contra las fuerzas que se oponen a ella, dentro de nuestro entorno y fuera, choca contra los que proponen otras alternativas y por supuesto contra todos los que no la quieren aunque no propongan nada.