Los adultos padecemos la crisis actual con mucha resignación y la entereza que cada cual puede extraer de su propia personalidad. En los niños, la crisis no debería perturbarles una infancia que sólo van a vivir una vez en la vida.
Sin embargo, organizaciones como Cruz Roja, Cáritas o Unicef han advertido de que la crisis en España está alcanzando a los niños. En concreto, Unicef alertaba a inicios de junio de 2012 que España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor proporción de niños pobres, por detrás de Rumania, Letonia y Bulgaria.
El informe de Unicef es escalofriante: 2.200.000 niños españoles viven por debajo del umbral de la pobreza, lo que supone un 26% de la población infantil española. Por primera vez, los niños se convierten en el colectivo más pobre de nuestro país. Y además de ser más, son más pobres.
Un 13,7% de los menores de 28 años vive en hogares con un nivel de “pobreza alta”. Es la cifra más alta de todos los países de la Europa de los 15, y sólo por debajo de Rumanía y Bulgaria en la Europa de los 27.
La crisis les golpea directamente en cuanto a sufrir escasez y situaciones de inestabilidad familiar. La reducción de gastos familiares de primera necesidad, como son alimentos, medicamentos y educación, es una realidad. Y las difíciles relaciones entre adultos en paro y en equilibrio delicado afectan psicológicamente a los menores, que pueden llegar a sentirse culpables o impotentes para solucionar las cosas.
Pero también indirectamente y a más largo plazo resultan afectados. La tasa de fracaso escolar y su consecuencia, el abandono escolar, crecen en estas situaciones. Y en definitiva la falta de expectativas y de oportunidades están íntimamente condicionadas por la pobreza en el hogar.
Todos sabemos que la infancia es un momento importantísimo en el desarrollo posterior de nuestras vidas. Un niño o adolescente en proceso de formar su personalidad, abocado a superar los estragos de la crisis durante largo tiempo, puede acabar conformando su carácter a partir de esta experiencia.
Cruz Roja Española ha lanzado el llamamiento “Ahora más que nunca” por el que pretende atender a 300.000 personas nuevas, además de los 2 millones de personas que ya atienden normalmente. Para llevar a cabo esta iniciativa, que realiza por primera vez en su historia, estima que necesitará recaudar 30,5 millones de euros en los 2 años de vigencia de la campaña. Pide para ello la máxima colaboración de la ciudadanía, medios de comunicación, empresas y administraciones. En momentos críticos, la solidaridad es importante.
En el área de los niños, Cruz Roja Española está distribuyendo lotes de cereales, leches de continuación, potitos y complementos alimenticios para paliar el deterioro en la alimentación infantil, pues ha comprobado que se ha reducido la ingesta de proteínas, al sustituir los alimentos de calidad por otros de menor coste y escasos valores nutritivos.
Los comedores de Cáritas se ven cada vez más desbordados por el número creciente de familias que acuden. Familias que deben vencer su vergüenza y admitir que necesitan ayuda para poder alimentarse.
Save The Children apunta a otra realidad española oculta: en 2009 se abrieron 38.400 expedientes judiciales relaciones con la violencia a los menores. La Ley de Protección al Menor data de 1996 pero ha quedado obsoleta, según Save the Children, porque no contempla todos los tipos de abusos y violencia de las que puede ser víctima un menor. Al margen de los golpes, las humillaciones, insultos, amenazas, el abandono afectivo, la falta de cuidados médicos o relativos a la educación también son formas de violencia. Es por ello que reclama una nueva ley de protección al menor.
Y para finalizar, no debemos olvidar que los niños tienen derechos reconocidos universalmente desde 1989: a la vida, a la salud, al descanso, a una familia, a la educación gratuita y obligatoria, a la protección contra el trato negligente, a la protección contra el trabajo infantil… La Convención de los Derechos del Niño fue firmada por la totalidad de países del mundo, salvo Somalia, Sudán y Estados Unidos.
Como adultos, podemos soportar todos los sinsabores que nos traiga la crisis. Pero la infancia es un momento demasiado bonito para amargársela a los niños. Este emotivo fragmento de “La vida es bella” debe servirnos de recuerdo.
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