La crítica insensible

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

Cuando el mundo no gozaba de los beneficios del internet, la principal fuente de información se encontraba en los periódicos. En ese entonces se suponía que un grupo de expertos escribía de los principales temas de interés con veracidad, credibilidad y profesionalismo; porque de lo contrario las ventas se verían afectadas o cientos de cartas llegarían a redacción reclamando la cabeza del autor.

Al tener la opinión de un pequeño grupo de privilegiados críticos de cine sus palabras literalmente se volvían ley. Podían destrozar un estreno en breves líneas o hasta hacer de un churro cinematográfico una obra de arte.  La opinión del público era inexistente y si acaso podía influir en su grupo de amistades que los invitaban a ver lo que consideraban justo de su atención.

Esos tiempos han quedado atrás. El uso de las redes sociales implica una diversidad de juicios que hasta se valora con tomatometros y porcentajes, porque de lo contrario uno tendría que leer una buena cantidad de críticas sólo para considerar asistir a un cine. Ahora todos pueden comentar y tener acceso a los pensamientos de quienes fueron testigos de una película. El poder que tenía un grupo de gente llamados críticos se compara con el grillo de Pinocho.

El uso de internet propicio que ahora todos podamos tener opinión hasta de la crítica que leemos. Pobre de aquel que vaya a contracorriente de lo que considera la mayoría, porque el castigo se traduce en decenas de comentarios explosivos que hacen dudar hasta de la falta de ortografía.  Esto a generado que los críticos se vuelvan más flexibles a los gustos de la audiencia, lo cual es difícil y les voy a explicar porque.

Con el paso del tiempo uno llega a mirar tantas películas que inevitablemente la escala de valores se va ajustando. Lo mismo sucede con público, pero no al mismo ritmo, ya que si bien les va, asiste al cine por lo menos una vez al mes. Es por eso que son comunes los debates de los recientes estrenos que son sobrevalorados y una crítica que tiene conciencia de la historia para juzgar su valor.

Ahora, ¿quién está en lo correcto? ¿Cuántas veces no hemos visto como la crítica apabulla una película, para luego salir con ha recaudado más de 100 millones de dólares?  Ahí está Crepúsculo que goza el privilegio de ser adorada por una audiencia ardiente de las aventuras románticas de Bella.  Entonces, ¿qué sucede?

Ni que se diga de los premios de la Academia que son más que un insulto para un público que no ha visto ni la mitad de las películas que nomina. Es más, muchas ni las toleran.  ¿Acaso vivimos en dos mundos en donde existe el visitante casual de cine y en otro el cinéfilo de hueso colorado?

Hollywood está hecho para la audiencia casual, aquella que genera grandes ingresos. El que logre congeniar con la mayoría es un triunfo del cual pocos pueden gozar. Es por eso que para aquellos insensibles surge algo que le llaman cine de arte: ese que encuentras en una esquina del Blockbuster, en un festival de cine con la sala más pequeña o de plano en un centro cultural.

Por eso vemos que la crítica es insensible a sus gustos. No tanto porque sea bueno o malo, al final ustedes deciden, simplemente que existe una lucha por definir que es buen cine y que no lo es. Con el uso del internet esto se ha vuelto difícil por el poder de las mayorías que es libre de emitir su opinión y que declara la falta de objetividad  de quienes tienen el privilegio de tener un espacio en la red.

Mientras sean peras o manzanas. Lo mejor es saber respetar nuestras opiniones, debatir con argumentos y no tomarse tan personal las críticas. A nadie se trata de humillar o hacer menos sus gustos por ciertas películas. Al final lo que importa es que disfrutamos del cine en todas sus facetas.