La cruz clavada en la serpiente

Por Mneudecker77 @mneudecker
En la profundidad de la Galicia misteriosa, la de la Costa da Morte, donde las leyendas se mezclan con la historia, una serpiente vigila un cruce de caminos. Pero no es libre. La serpiente está atrapada, inmóvil, convertida en piedra desde hace siglos. Por si no fuera suficiente, como si se temiese que este reptil escurridizo consiguiera algún día escabullirse de su cautiverio, una gran cruz la clava en el suelo. Es la cruz del Cristianismo, la misma que en los últimos años del Imperio Romano no pudo vencer los mitos ni las leyendas antiguas, solamente clavarse encima y adaptar estas historias a su propio relato. Adaptación para llegar a la victoria.


Cuenta la leyenda que San Adrián, al llegar a la Costa da Morte para cristianizar la zona, venció una gran plaga de serpientes. Pisó con fuerza en el suelo y todos los reptiles se asustaron y corrieron a refugiarse debajo de una gran piedra que, desde entonces, sella la salida de su trampa. La última de las serpientes fue convertida en piedra y su silueta aún puede verse sobre la roca. Una gran cruz sobre la misma impide que la plaga se libere de su cautiverio y vuelva a asolar los campos.   Al margen de leyendas, poco se sabe en realidad del origen de la famosa Pedra da Serpe, en la aldea de Gondomil cerca del puerto de Corme, en la Costa da Morte. Allí, en un cruce de caminos al borde de un bosque, se puede contempla una roca con una serpiente alada tallada en ella y sobre la que se ha colocado una gran cruz también de piedra. Se cree que la serpiente podría ser de origen muy antiguo, incluso anterior a la conquista romana. Los celtas que poblaban la zona habrían rendido culto a este animal. Probablemente la escultura de la serpiente en la piedra date de época del Imperio Romano, cuando la Costa da Morte era el fin del mundo conocido. Estaba lejos de todo, por eso las influencias culturales hegemónicas en el imperio tardaban en llegar, de la misma manera que siglos después tardó en llegar el progreso de manos de la modernidad. La romanización de Galicia no fue tan intensa como en otras zonas de la antigua Hispania. Fue de las últimas zonas de la Península en ser conquistadas y, a diferencia de las primeras provincias en la costa del Mediterráneo donde sus habitantes acabaron por olvidar sus orígenes anteriores a la conquista, en Galicia siguieron cultivando sus raíces prerromanas de manera paralela a una romanización débil. La última y definitiva influencia cultural (y política) de Roma fue el Cristianismo. Legalizado en el Imperio por Constantino en el Edicto de Milán en el año 313, y convertida en religión obligatoria por el emperador Teodosio a través del Edicto de Salónica en el año 380, todas las demás religiones y cultos quedaban prohibidos. También el posible culto a la Pedra da Serpe en la Costa da Morte.Pero una cosa es prohibir y otra obligar. La Iglesia no tenía entonces la todopoderosa fuerza que disfrutaría después, y en más de una ocasión no pudo imponer la ley que obligaba a los ciudadanos del Imperio a rezar al dios cristiano y abandonar las religiones que habían adorado sus antepasados durante siglos. Simplemente no se podía cambiar una costumbre arraigada y una forma de vida de la noche a la mañana. La Iglesia se tuvo que adaptar. Así, en vez de competir con las demás religiones, en muchos casos se las apropió. Allá donde había un templo o un lugar de culto al que acudían las personas a rezar, allí se construía una iglesia o se erigía una cruz. Los antiguos fieles seguían acudiendo a los lugares que les eran familiares, pero en vez de rezarle directamente a las aguas de un manantial o al sol del horizonte como siempre habían hecho sus padres y abuelos, lo hacían delante de una cruz. Así fue como poco a poco, a lo largo de los años, dejaron de dirigir sus plegarias a las antiguas fuerzas divinas para hacerlo a los nuevos símbolos cristianos que señalaban la llegada de un nuevo tiempo.La Pedra da Serpe podría ser uno de esos lugares de culto que la Iglesia no pudo o no quiso destruir, pero que conquistó clavando una cruz encima. Como si esa cruz se hubiera clavado en el corazón de esa serpiente matando así todo un pasado milenario y dando paso a una nueva etapa que perdura hasta hoy.