En mi reciente visita al Museo de la Cultura Peruana me detuve a contemplar nuevamente la fuerza plástica de los artesanos peruanos de la cruz del camino. El pasado mes de mayo, con motivo de la fiesta de la cruz, se organizó una muestra con trabajos de artistas tradicionales de Ayacucho, Cusco, Piura y Lima con el título de Homenaje a las cruces tradicionales del Perú.
La cruz como símbolo religioso para el cristianismo data desde su reconocimiento como religión oficial del imperio romano de oriente por el emperador Constantino. Símbolo predilecto para representar a Cristo y el misterio de la salvación humana, en el mundo andino adquiere una diversidad de formas y usos, conforme a las fechas del calendario litúrgico como la Semana Santa o el Día de la Cruz, pero también en fiestas como los carnavales o las zafas casas. Las cruces se adornan según la ocasión, mayormente provistas de los motivos simbólicos de la pasión de Cristo.
La exposición fue curada por el imaginero ayacuchano César Urbano Chipana y exhibió obras suyas y de los artistas Teófilo Araujo Choque, Marcial Berrocal Evanán, Néstor Castro Ríos, Luis Gerardo Paredes, José Ipanaqué Ramírez, Arístides Quispe Lope y Tater Camilo Vera Vizcarra. Varias siguen expuestas y les invito a contemplarlas.
Les confieso que siempre que las contemplo me vienen a la mente y al corazón los versos del Stabat Mater:
"Haz que su cruz me enamore
y que en ella viva y more,
de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda,
y contigo me defienda,
en el día del juicio…