El dispensario de la Cruz Roja nace a principios del siglo XX, cobijado por un hermoso edificio de reducida planta...
Situado en plena arteria trianera, San Jacinto, fue lugar de socorro para todo los trianeros durante años y por lo tanto siempre ha guardado y guardara un lugar muy importante en el corazón de muchos trianeros...
Algunos de los que nos leen en estos instantes recordaran aun esas habitaciones espartanas donde con respeto y buen hacer había que convivir cuando debíamos estar por algún ingreso de un familiar...
Bueno, como comentábamos al comienzo, cuando hablamos de este edificio lo hacemos en pasado, pues por desgracia y como es costumbre en esta ciudad, ya nada queda de él, pues a finales de los 70 fue demolido por completo siendo adquirido por una empresa privada, Clínica Esperanza de Triana, la cual opto por levantar un nuevo edificio mas acordes con sus necesidades pero sin nada del gusto y encanto de su antecesor...
Aquí no acaba la cosa pues rizando el rizo llega la puntilla. En 2006 el Hospital cambia de manos, entra en juego un grupo de clínicas, en fin algo muy largo de explicar en estos momentos, por lo que se acomete una gran y profunda remodelacion sobre este ultimo edificio y sobre lo poquito que nos quedaba del primitivo edificio que se levanto a principios del siglo pasado, su Capilla...
Esta gran remodelación consiste en una reforma profunda del edificio y su fachada y en echar abajo la capilla para una ampliación del mismo, si amig@s, demoler por completo lo único decente que quedaba. En su lugar acondicionaron una nueva sala interior como capilla...
Estas son las cosas que hay que aguantar en esta bendita ciudad, en la que le vamos robando poco a poco el alma a un barrio y nos vamos quedando tan solo con los recuerdos...
Triana siempre será Triana, de eso no le puede caber duda a nadie, pero debemos luchar por el patrimonio que nos queda, debemos ser coherente con lo nuevo que se levanta, por que a costa de ser moernos estamos borrando nuestra propia identidad...
En Sevilla hay sito para todo, pero en su justa medida y en el lugar correcto, por que cuando ya no nos quede nada, cuando todo lo que tengamos sea vidrio y metal ¿que es lo que va a ver el que nos visite?¿que va a buscar el turista que nos da de comer?...
Cambiemos de mentalidad de una vez, restauremos, conservemos y dejemos de llamar pastiche a lo recuperado por que se trata de volver al camino correcto, no caigamos en lo fácil que es llamar rancio a lo que no lo es, es simplemente Sevilla y si no nos gusta somos libres de vivir en la ciudad que mas nos guste del mundo y que mejor se adapte a nuestro carácter, pero por favor no cambiemos nuestra ciudad y sigamos creando burdas copias de un nuevo Bilbao o una extraña Valencia.
Siento este último tocho discurso del año, pero no quería cerrar este 2013 sin dejar de expresar un sentimiento, el mio, y por supuesto sin dejaros de desear un mejor y feliz 2014.
Infanta Luisa
Martines Oriuela, Jose