En italiano, zángola es un recipiente de madera que se utiliza para obtener mantequilla. En la Sierra Norte la acepción más divulgada es zagala algo ligera de cascos. Desconocemos el origen del nombre de esta cueva singular, de las más amplias de la Ciudad Encantada de Tamajón y poco conocida.
Junto a la ermita de los Enebrales, nace el camino del sabinar que se dirige hacia Almiruete y en unos metros se bifurca; el nuestro es el de la izquierda. A no más de trescientos metros se convierte en vereda y comienza a bajar hasta el cauce del arroyo.
Por la derecha han ido apareciendo curiosas formaciones rocosas, típicas del karts (chimeneas, las puertas de Valencia, pedestales, refugios,…). Después de 15 minutos de marcha, la senda deja el cauce y tuerce a la izquierda en subida. A pocos metros aparece la cueva, con su puerta, como aprisco que fue de ganado. Tres entradas, dos galerias, techos altos y un tramo en subida, … Hay que dedicarle tiempo.
Tras dejar la cueva, bajamos y seguimos la senda que baja al cauce y se sumerge en un cañón estrecho y de una gran belleza. La maleza no debe ser obstáculo para avanzar hasta donde alcancen las fuerzas. Abrigos, rocas de colores, madrigueras de alimañas,… Espectacular. La vuelta por el mismo sitio.
Lar-ami
Archivado en: Actualidad, Paisajes y lugares, Rincones de la Ribera Tagged: actualidad, cultura, Historia, naturaleza, Sierra Norte, Tamajon