Hace cinco días a estas horas, por Madrid se las veían muy felices. Con un Real Madrid en racha (sumaba 31 partidos sin conocer la derrota entre Liga, Copa y Champions), no pocos se frotaban las manos con dejar la Liga medio sentenciada ganando al Barcelona en el Bernabéu. Muchos veían cómo, a media noche, el equipo blanco sacaría nada menos que hasta 7 puntos al azulgrana, lo que a falta de 8 jornadas, era una distancia más que respetable. Veían a los culés con dudas, sin la chispa de antaño pese a que en la jornada anterior había ganado por 7-0. Pero 72 horas después, la historia era bien distinta a la soñada. Los siete puntos soñados, y quién sabe si hasta 10 después de que un Real Madrid eufórico ganara al Sevilla y un Barcelona en estado de shock perdiese contra el Celta en el Camp Nou, se convertían en dos puntos por detrás de los azulgranas y 3 puntos por detrás del Atlético de Madrid, nuevo líder de la competición. Y por si la cosa no fuera suficiente, tiene el goal average perdido con ambos (3-2 con el Atlético de Madrid y 6-4 contra el Barcelona), por lo que en cualquier triple empate al final de la competición tendría las de perder.
Pero, lógicamente, ni unos han ganado todavía la Liga ni los otros la han perdido todavía. Cualquiera de los tres equipos podría llevarse el título, aunque no es menos cierto que el fútbol se mueve por las sensaciones del momento, y en estos momentos, la euforia está asentada en el Calderón y, sobre todo, en el Camp Nou, mientras que en el Bernabéu todo son caras largas. Bueno, lo son hasta la próxima victoria y en cuanto la clasificación esté más ajustada. Entonces volveremos a escuchar los típicos mensajes desde determinados programas nocturnos en los que hablarán a los seguidores culés con la cantinela de aquella película de terror. Ya saben, aquella que decía algo así como "ya están aquííííííí...". Obviamente, servidor no sabe quién ganará la Liga. Si conociese el futuro estaría haciendo Primitivas en lugar de ir a clase cada mañana. Pero sí que sé que nunca se pueden lanzar las campanas al vuelo antes de hora, algo que, desde hace tiempo, desde Madrid nos tienen más que acostumbrados. Cuántas veces hemos tenido que aguantar lo de la Décima. Cuántas Ligas imaginarias llevan ganadas durante estos últimos años. Cuántos tripletes llevan ya desde que el Barça consiguiera el suyo.
Poco tardaron en echar culpas, principalmente al árbitro. Que si la roja a Ramos significó un antes y un después, que si el penalty a Neymar no era penalty... Siempre con la misma cantinela. Tan repetida está ya que cada vez que pierden, sobre todo cuando lo hacen contra el Barcelona, me parece vivir en un eterno día de la marmota, como hacía Bill Murray en Atrapado en el tiempo. Ya prácticamente ni miro los periódicos ni cuentas de Twitter porque sé lo que van a decir. Han culpado a tanta gente que solamente falta que culpen al cha cha cha, título de una famosa canción, aunque aun estamos a tiempo de que lo hagan. Sólo hay que tener paciencia.
Pero algo bueno tiene toda esta cantinela de los Ronceros, Hermels o Pedrerols de turno, y es que son carne de cañón para programas como el APM, además de ser motivo de chanza para gente de otros equipos, sobre todo barcelonistas. Para bien o para mal, nunca se dan por vencidos. da igual que el Barcelona haya ganado seis Ligas en nueve años y que este año esté luchando por una séptima. Dan igual el 0-3 con el Bernabéu aplaudiendo, los humillantes 2-6 y 5-0 o las cinco derrotas consecutivas de hace unas pocas temporadas. Ellos siguen en su pedestal particular, mirando por encima del hombro al resto de la humanidad. tengo que reconocer que, hasta cierto punto, me da cierta pena, pero por otro lado, me causa cierta ternura y, por qué no decirlo, unas buenas risas de vez en cuando, y es que, en tiempos como los actuales, nunca viene mal un poco de humor.