Hablaré de ese tema tan antiguo y tan odioso. Aquella falacia aborrecible que nos convierte a todos en pecadores antes de poder pecar por iniciativa propia -si es que... ¡Dan ganas, oiga!-. Aquel invento que nos obliga a meternos de cabeza en el rebaño, si no queremos arder durante toda la eternidad. Aquella charlatanería que convierte a la mujer en sucia y engañadora por naturaleza inherente a sus genes. Aquella lacra que ha de ser transmitida de padre a hijo por los siglos de los siglos. Aquel sambenito del que nadie se puede apear; pues nos lo merecemos, por curiosos...
En efecto, me refiero a nuestro bienamado "pecado original". Parece que la manzana tenía gusano...
Cuando la Iglesia -pues fueron los inventores de esta antigua cosa -sostiene, aún en pleno siglo XXI, que todos somos pecadores porque somos herederos del pecado original; ¿qué razones aduce? Pues, como no podía ser menos, razones de peso: Porque Adán mordió de la dichosa manzanita.
Con la Iglesia hemos topado.
Se admite desde la cúpula vaticana que el Génesis no puede ser interpretado literalmente... Pero, sin embargo, sigue siendo el libro en el que se describe, alegóricamente, el pecado que, literalmente, todos tenemos escrito en la frente. Esto es muy, pero que muy raro... ¡Aquí tiene que haber gato encerrado!
¿¿No es para cogerlos por banda y decirles cuatro cosas??
¡Pues, conmigo, que no cuenten!
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