"La cuna vacía", de Sophie Hannah: sobre los errores, manipulaciones y omisiones de la justicia

Publicado el 20 febrero 2014 por Lidiacasado

Ficha técnica: 

Título: La cuna vacía        Autora: Sophie Hannah          Editorial: Duomo   Género: novela policíaca, thriller psicológico  Páginas: 448  Publicación: enero 2014   ISBN: 9788415355601

Sinopsis (editorial):

La pesadilla empieza siempre de la misma manera. Una noche larga, el llanto del bebé no cesa. Apenas descansas, pero no debes dormirte. Simplemente no debes. Sin embargo, con las primeras luces del alba, caes rendida y cierras los ojos, apenas unos instantes. Cuando los vuelves a abrir, tu pequeño está quieto, sus manitas frías y no respira. Para muchas mujeres es la peor pesadilla del mundo, pero al despertar la olvidan. Para Helen, Ray y Sarah parece no acabar nunca. Las tres han sido acusadas de infanticidio, las tres aseguran ser inocentes. Es el momento de saber la verdad.
  Supongo que a todos nos llaman la atención las noticias que hablan de madres que han matado a sus hijos. Supongo que hay varias razones para esa curiosidad y ese rechazo: desde las más obvias (la repulsa que produce cualquier asesinato y más si la víctima es un niño indefenso) a las más tradicionalistas, que se apoyarían en el instinto maternal (supuestamente natural) para tachar de madre desnaturalizada a cualquiera que no sienta por su hijo más que amor y ternura. Pero la idea que nos venden de la maternidad no siempre coincide con lo que luego ocurre cuando eres madre: no todo es un jardín de rosas con blanditas y fabulosas nubes sin lluvia y un sol que caliente el alma. No. Hay noches sin dormir, hay horarios que cumplir, hay responsabilidades, hay llantos sin motivo aparente, hay depresión postparto, hay hormonas revolucionadas, hay un ajuste general en la vida de una pareja que de repente se convierte en una familia, hay nervios, hay inseguridades, hay desacuerdos, hay puntos, hay dolores, hay leche que no sube o que sube demasiado, hay pañales, hay suegras y madres que todo lo saben, hay momentos de tensión... Que conste que no justifico (ni de lejos) a quienes agreden a sus hijos, ni siquiera en un momento de ofuscación (mucho menos a quienes los matan, por supuesto). Solo intento explicar que la maternidad (y la paternidad) no es ese mar en calma lleno de felicidad que nos venden.
   Este es el telón de fondo del que parte La cuna vacía: las mujeres acusadas (y condenadas) por haber matado a sus hijos. Pero Sophie Hannah trata el tema desde el punto de vista del, en ocasiones, exceso de celo del sistema, frente a la dejadez que todos hemos visto en otras; de la condenada inocente, de la culpable sobre la que siempre habrá dudas y del de quien se toma la justicia por su mano.
   La autora presenta, pues, un caso policíaco, la muerte de una madre que fue condenada por matar a sus hijos pero que luego fue absuelta, pero lo hace desde dos prismas diferentes: por un lado, el propiamente policíaco, con los agentes investigando el crimen; y, por otro, a través de una vertiente periodística o cinematográfica o documental: la de un equipo que está preparando una película sobre tres casos de mujeres condenadas en primera instancia y luego absueltas. Hannah ofrece, así, una doble visión que me ha resultado muy interesante: muestra los caminos por los que se pueden llegar a la verdad y las distintas técnicas de investigación (y manipulación). Además, creo que estas dos líneas que se van alternando a lo largo del relato influyen positivamente en el ritmo de la novela: hasta cierto punto, se rompe la linealidad y la alternancia y el cambio de voces (la parte policial está narrada en tercera personal omnisciente mientras que la documental está narrada en primera persona, a través de la voz de Fliss Benson, directora de la película) enriquecen la lectura y el desarrollo de la trama.
   También me han gustado algunas de las elipsis de la trama: Hannah no lo cuenta todo, con minuciosidad y detalle. Al superponer las dos vías narrativas, prescinde de algunas entrevistas, reuniones o pesquisas, de las que nos da cuenta sucintamente más adelante, lo que agiliza mucho el desarrollo del argumento.
   Al buen ritmo de la trama también contribuye el fragmentarismo de la novela, la inclusión de documentos (transcripción de entrevistas, artículos periodísticos, capítulos del libro que escribió la víctima...).
   Otro punto positivo de la novela (para mí) es que esta no es una obra de buenos y malos. Se habla de probabilidades, de indicios, de estadísticas, de pruebas, de testimonios, de manipulación, de cómo afectan unos casos judiciales a otros o, incluso, a todo el sistema... Y esa ambigüedad, digamos moral, se refleja también en unos personajes cuya percepción va cambiando a medida que avanzamos en la lectura, de tal manera que el lector va modificando sus opiniones sobre determinados personajes a medida que va leyendo, lo cual va afectando también a sus cábalas, a sus cálculos, a sus proyecciones sobre la resolución del caso.
   En definitiva, una obra amena e interesante, que profundiza en los mitos sobre la maternidad, la verdad y la mentira, los miedos de cada uno, la forma en la que percibimos la realidad, la opinión que cada uno tiene de sí mismo y cómo nos afecta en nuestro día a día, los fallos, manipulaciones y omisiones de la justicia y la opinión pública y la oscuridad que, a veces, se instala en el corazón de la familia.   Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto100 libros: 15/100
  • Reto Negro y Criminal: 3/15
  • Reto Genérico: 13 (2 misterio)/40
  • Reto Autores de la A a la Z: H