Imagen: inquietudesespiritas.blogspot.com.es
¿Está usted parado? Ahora que ya he captado su atención puedo seguir. Y tranquilo que sí voy a hablar de empleo y de dónde encontrarlo, pero como es lógico, una pregunta directa y sin rodeos llama la atención hasta del más disperso mental. La oferta laboral de la que les hablo es para trabajar, de algo que a buen seguro nunca han hecho ni han pensado hacer, de cura.
Así es. La Conferencia Episcopal Española ha anunciado en estos días la campaña para captar nuevos sacerdotes con motivo del Día del Seminario que se celebró el pasado 19 de marzo. De esta forma y como podemos leer en el diario laverdad.es (www.laverdad.es), la Iglesia católica promete una vida apasionante y un trabajo fijo.
Claro que en la época que estamos viviendo, una oferta laboral así podría considerarse oportunista dada la desesperación económica de muchos que necesitan, sea como sea, aplacar la ira de sus bancos. Aunque desde la Conferencia Episcopal aseguren que la oferta para entrar en la Iglesia se hace al margen de la coyuntura de crisis actual.
Y ante una ocasión como esta yo me pregunto. Si de verdad la fe y no la necesidad económica es lo que mueve a la religión católica, ¿no habría sido más útil y menos oportunista ofrecer un lugar donde poder llevar una vida digna en vez de lanzar una oferta de empleo en toda regla? Porque, y poniendo un ejemplo, si una empresa contrata a alguien que no le gusta el deporte para vender artículos deportivos, tendrá más gasto que beneficio.
De todas formas algo tienen que hacer si desean seguir teniendo presencia religiosa y erradicar la soledad que anida en sus templos desde hace décadas, porque las nuevas generaciones poco creyentes son cada vez más y si piensan que mi comentario es blasfemo, solo tienen que pasar por una iglesia el día de mayor afluencia, un domingo. Sea como fuere, la oferta está lanzada, así que ahora solo falta comprobar hasta que punto la gente cree o no en la Iglesia, porque si la fe mueve montañas puede que el desempleo también lo haga.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
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