La dama de Chenonceau, Louise Dupin (1706-1799)

Por Sandra @sandraferrerv
En los hermosos bosques que rodean Chenonceau, uno de los castillos más impactantes que se erigen orgullosos a orillas del Loira, descansa una de sus dueñas más eruditas. Louise Dupin fue una gran dama de la alta sociedad francesa que convirtió algunos de sus más lujosos hogares en salones intelectuales en los que se dieron cita filósofos, políticos, artistas y científicos. Mujer inteligente y culta, Madame Dupin escribió una obra en defensa de los derechos de las mujeres que nunca se llegó a publicar. Su fortuna material se vería empañada por la desgracia familiar con el trágico destino de su único hijo.  Louise Marie Madeleine Guillaume de Fontaine nació en París el 28 de octubre de 1706. Louise era una de las tres hijas ilegítimas de Samuel Bernard, un banquero parisino, y su amante, Marie-Anne-Armande Carton Dancourt. Conocida cariñosamente como Manon, Marie-Anne Armande estaba casada con Jean-Louis-Guillaume de Fontaine, responsable de la Armada francesa en Flanders y Picardía. Jean-Louis-Guillaume reconoció a Louise Marie y sus otras dos hermanas como propias. Louise Marie creció junto a estas y sus dos hermanastros, fruto del matrimonio legítimo entre su madre y Jean-Louis-Guillaume.  La familia disfrutaba de una buena fortuna por lo que Louise Marie y sus hermanos crecieron rodeados de lujo. Desde pequeña, Louise Marie demostró ser una niña inteligente y despierta que terminó de completar su educación en un convento, donde se la preparó para convertirse en una dama elegante y en una futura esposa de algún miembro de la alta sociedad parisina.  La elección del que debería convertirse en su marido fue meticulosamente estudiada por su padre natural. El escogido fue Claude Dupin, un financiero amigo y protegido de Bernard, quien le había ayudado a prosperar como responsable de las finanzas de Metz y Alsacia. Dupin ya había estado casado y había tenido un hijo quien, andando el tiempo, sería el abuelo de George Sand Cuando el 29 de noviembre de 1722 se firmaron los acuerdos matrimoniales entre el viudo Dupin y Louise, esta tenía tan sólo 16 años. Pocos días después, el 1 de diciembre, se casaban en la Iglesia de Saint-Roch. El 3 de marzo de 1727, Louise dio a luz al que sería su único hijo, Jacques-Armand. Con la constante ayuda económica de su rico suegro, la carrera de Claude Dupin avanzó a pasos de gigante y culminó con su nombramiento como consejero y secretario de finanzas del rey de Francia situándolo a él y a su joven esposa en el centro de la vida social parisina La familia Dupin, con su creciente fortuna, adquirió muchas propiedades en la capital y en muchos rincones de Francia. Entre ellos, destaca el Hôtel Lambert o un hermoso hogar en Clichy-sur-Seine, así como varios castillos y marquesados. En el verano de 1733, Claude Dupin compraba al Duque de Borbón el espléndido castillo de Chenonceau. Además de compartir con su esposo su gran fortuna y sus amplios dominios, Madame Dupin participó también en sus proyectos intelectuales. Así, colaboró con Monsieur Dupin en la redacción de su obra Observaciones sobre el Espíritu de las Leyes. Madame Dupin también escribió su propio libro, un texto en defensa de los derechos de las mujeres: Sobre la igualdad de hombres y mujeres. Escrito con la ayuda de Rousseau, lamentablemente, nunca se publicó.

Madame Dupin con Rousseau en su salón de París.


Madame Dupin se convirtió en una de las damas más queridas en los círculos aristocráticos franceses fue además una mujer erudita que hizo de sus salones puntos de encuentro de filósofos, científicos, poetas e intelectuales. Nombres propios como Voltaire o Rousseau (a quien nombró tutor de su hijo), se rindieron a los encantos de esta auténtica salonnière. En sus salones se hablaba de política, filosofía, leyes y se conversaba sobre temas que afectaban a los hombres y mujeres de su tiempo. Amante del arte y la cultura, Madame Dupin también mandaría construir en Chenonceau un pequeño teatro donde organizar agradables veladas. La felicidad de Claude y Louise Dupin se vio empañada por el trágico destino de su hijo. Casado en 1749 con Louise-Alexandrine-Julie de Rochechouart-Pontville, Jacques-Armand dilapidó una fortuna en el juego que le llevó a ser encarcelado. Desesperados, sus padres lo mandaron a Isla Mauricio para darle una nueva oportunidad pero el joven y desdichado Jacques-Armand falleció en 1767 dos años después de su llegada a la colonia francesa de fiebre amarilla. Antes de su muerte, Jacques-Armand desveló a su madre que tenía una hija ilegítima. Madame Dupin buscó a la pequeña Marie-Thérèse y se hizo cargo de ella, convirtiéndose en la hija que nunca tuvo.  El 25 de febrero de 1769 Claude Dupin moría en París y su esposa se convertía en un mujer muy rica. Sin embargo, Louis-Claude Dupin, hijo de Monsieur Dupin y su primera esposa, inició un duro litigio para recibir parte de la herencia de su padre. Entre las pertenencias que finalmente recibiría Madame Dupin se encontraba el Marquesado de Blanc, el Hôtel de Vins y el castillo de Chenonceau. Con el estallido de la Revolución Francesa, Madame Dupin decidió abandonar París y refugiarse en Chenonceau, donde ya pasaba largas temporadas. De hecho, un año antes de la Toma de la Bastilla, allí había fallecido Claude-Sophie, la única hija legítima de Jacques-Armand y por tanto, su única descendiente legítima. Chenonceau, castillo que cuidó y protegió en los convulsos tiempos de la revolución, se convirtió en su último refugio, donde viviría diez años más acompañada de algunas de sus más fieles damas y su querida Marie-Thérèse quien permaneció a su lado hasta su muerte.  Madame Dupin fallecía en Chenonceau el 20 de noviembre de 1799. En sus bellos bosques descansa para siempre, respetando su última voluntad.