A los 24 años tenía claramente decidido que su vocación era cuidar de los enfermos y moribundos y pidió la aprobación de sus padres para estudiar en la escuela de enfermería de Salisbury, para los acaudalados progenitores la enfermería era una carrera destinada a los pobres, una ocupación completamente inapropiada para una mujer de su categoría. La voluntad de Florence permaneció inquebrantable, las propuestas de matrimonio llegaban a ella y eran rechazadas con rapidez, desafiando a sus padres visitaba los hospitales de Roma, París y Londres, hasta que su padre accedió y le permitió entrenarse como enfermera en Alemania.En agosto de 1853 logró su objetivo, convertirse en enfermera y fue finalmente nombrada superintendente en un hospital para mujeres en Londres.
Ese mismo año estalló la Guerra Crimea y los titulares de los periódicos pregonaban las horrorosas condiciones de los hospitales del ejército británico, por lo que el secretario de Estado en guerra puso a la joven al mando de 38 enfermeras destinadas al hospital militar en Scutari, Turquía. Aquella fue la primera vez que se les permitió a las mujeres servir en el ejército. Florence llegó a un hospital con el piso cubierto en heces y gérmenes, se encargó junto sus
Mientras trabajaba por el bienestar de los enfermos su propia salud se fue deteriorando, debido a una enfermedad llamada brucelosis crónica, que se cree contrajo en Crimea. Aislada y frágil en su lecho continuó luchando por mejorar los servicios sanitarios, estudiando datos estadísticos,. Padeciendo de increíbles dolores a causa de su enfermedad, Florence usaba su influencia económica para favorecer a los más pobres, enviaba enfermeras entrenadas a las casas de trabajo para ayudar al tratamiento de los necesitados y escribió un libro titulado " Notas sobre enfermería", concebido para enseñar a la población a atender a los familiares y vecinos enfermos. Su intento por hacer que el cuidado médico estuviera al alcance de todos, sin importar clase social fue el precursor Sistema Nacional de Salud del que hoy se enorgullece el Reino Unido, fundado 40 años después de su muerte.
A pesar de haber sido una mujer enfrentándose sola a la sociedad victoriana que no tenía más aspiraciones para ella que el matrimonio y la devoción a su esposo, Florence Nightingale revolucionó los cuidados sanitarios, militares y civiles, salvando a miles de una muerte horrenda. Por su labor y sus méritos fue la primera mujer en recibir la Orden de Mérito del Reino Unido, a sus 90 años, justo antes de fallecer un 13 de agosto de 1910.