La dama del lago pone punto y final a la extensa saga de libros del autor polaco Andrzej Sapkowski sobre el brujo Geralt de Rivia. El último volumen de esta historia de fantasía resuelve muchas cuestiones, pero deja otras demasiado abiertas en mi opinión, por lo cual me he quedado con una sensación agridulce y que no me esperaba para nada como colofón. Dulce porque se trata de un libro buenísimo al que no le falta de nada y que me ha tenido enganchadísima y agria porque quería saber qué pasa con las cuestiones que se han quedado en el tintero. Te lo explico todo a continuación.
Presuponiendo que si has llegado hasta esta reseña es porque ya has leído las anteriores entregas o bien has leído La dama del lago y buscas otras impresiones sobre esta novela para comparar con las tuyas, voy a desvelar cosas que ya debes saber, pero intentaré hacer el mínimo de spoilers sobre la trama.
El final de esta historia sobre el brujo albino comienza de una manera que desubica un poco al lector, presentando un futuro en el que Cordwiramurs, una chica que posee un peculiar don, se aloja en la torre de Nimue para juntas intentar desentrañar qué ocurrió en realidad con el mito que ha llegado hasta su tiempo sobre la famosa Cirilla de Cintra y el brujo Geralt de Rivia. Pero estos saltos temporales y la repentina aparición de personajes que en principio no dicen nada o están totalmente descontextualizados, es algo recurrente en la pluma de Sapkowski por lo que, con paciencia, el lector sigue adelante ávido de saber más sobre lo que realmente interesa. Así que poco a poco, y a través de los sueños y visiones de la joven Cordwiramurs, conoceremos el paradero de Geralt y su fiel compañía tras los acontecimientos narrados en La torre de la golondrina, descubriremos la suerte que ha corrido Yennefer y, sobre todo, y como plato fuerte, veremos las aventuras que vivió Ciri tras encontrar la torre, más acosada que nunca por una serie de peligros, pero con el nuevo poder que le otorga ser la señora del tiempo y del espacio y con la ayuda inestimable de unos aliados muy poderosos. El destino, leitmotiv que impulsa toda la saga y pilar fundamental de esta historia, acaba juntando a nuestros tres queridos protagonistas en una épica batalla a varios frentes contra Vilgefortz y otros despreciables personajes con los que el trío tenía todavía cuentas pendientes. Este enfrentamiento magistralmente recreado es una de las mejores partes de toda la saga y eleva el nivel del libro hasta su clímax para luego ir decayendo con unos capítulos que no terminan de convencerme sobre el periodo de supuesta paz y un final abierto que me parecería bien siempre y cuando se hubiesen resuelto otros enigmas muy importantes.
¿Por qué me ha dejado este libro con esta extraña sensación? A pesar de sus puntos fuertes como la revelación de sorpresas (sobre todo relacionadas con Ciri), la recreación de sangrientas batallas con todo lujo de detalles, un ágil ritmo narrativo, unos originales recursos en los que se mezcla mitos con historia, cartas o memorias, guiños a los peligros que entraña viajar en el tiempo como la curiosa aparición de la peste negra mediante una pulga venida en la ropa de Ciri en uno de sus saltos temporales, así como el enfoque que aporta el autor sobre el racismo en un mundo mágico con seres de toda índole, La dama del lago incurre en contradicciones y errores, además de dejar sin explicación aspectos clave sobre los cuales la historia venía girando ya desde hace un tiempo. Los protagonistas Geralt y Yennefer se comportan en determinado momento de una manera completamente contraria a la personalidad que habían mostrado siempre, aceptando sin resistirse una absurda sugerencia (si has leído el libro sabrás que me refiero a la escena de la bañera), Ciri no parece utilizar de manera inteligente o a favor de sus seres queridos sus nuevos poderes para saltar en el tiempo y entre universos paralelos y, lo que más me ha disgustado, en ningún momento conocemos si tiene lugar el apocalipsis del que tanto se habla y sobre el que Ciri debía tener un papel fundamental trayendo al mundo a un hijo que las profecías anunciaban, de modo que no sabremos si finalmente su mundo terminará o no con una glaciación.
Puede que La dama del lago no sea el mejor final para la saga del brujo ni cumpla con todas las expectativas, pero es un grandísmo libro con mayúsculas que me ha metido de lleno por última vez en el mágico mundo de Geralt y me ha hecho sentir y vibrar con muchas escenas y diálogos. Ahora me da mucha pena decir adiós a esta historia, aunque dentro de un tiempo, cuando digiera bien todo lo que acabo de leer, me pondré con Estación de tormentas, una precuela que puede que arroje más luz sobre la trama.
Con gran dolor me despido de Geralt, pero te dejo por aquí el link a mis reseñas de toda la saga en el orden en el que he leído las novelas, por si necesitas saber qué libros la componen y sus sinopsis ( a falta de la precuela, que prometo traerte también algún día a mi blog).
La sangre de los elfos
Tiempo de odio
Bautismo de fuego
La torre de la golondrina