Vivimos en un pais "dedócrata" por su propia naturaleza. De acuerdo con los datos de SIGMA DOS, en el año 2009, la mitad de los contratos efectuados en el sector público se adjudicaron "a dedo". Un dedo pegajoso, pringoso, agradecido, sospechoso y, en muchos casos, inepto. Por similares motivos o intenciones, únicamente el 60% de las plazas del sector público está cubierta por funcionarios, el resto están colocados "a dedo".
Todo el mundo debería saber a estas alturas que el Partido Popular es esencialmente dedocrático. Pero para el que no lo sepa, la prensa reciente sigue ofreciendo ejemplos. Un caso sonado lo encontramos en Asturias, con la decisión de Álvarez Cascos de abandonar el PP. Según parece, los partidarios del ex ministro habían batallado duramente con la petición insistente de que se celebrara un congreso extraordinario. Su pretensión era simplemente democrática: que todos los militantes pudieran votar al candidato. La dirección nacional lo rechazó.
Reformar el sistema electoral, con el objetivo de que la última palabra la tengan los votantes, o democratizar las estructuras de los partidos políticos, era uno de los objetivos de Montserrat Nebrera. No gustó. La apartaron, y, por coherencia, se fue…
No menos curiosa es la referencia que se hace sobre José Antonio Onsurbe, respecto al que Mayte Parra ha explicado que “deberá aclarar su situación legal”. Me parece que no es el único que deberá "aclarar" su situación legal, pues su mano derecha, Miguel Ángel Agüera, también tendrá que rendir cuentas ante la justicia por un presunto delito de malversación de caudales públicos.
Alguien hablaba no hace mucho de "regenerar la vida política". Si hay un partido en el que la regeneración es imposible, ese es el PP. No les interesa mejorar NADA. Esa es la realidad. Prefieron su clientelismo y su caciquismo, defectos endémicos que en du día dieron muchos frutos. Espero que aprendamos algo de la lección.
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