La degeneración del socialismo español se exhibe en el Parlamento Vasco

Publicado el 05 abril 2019 por Franky
La aprobación de la Ley vasca de Abusos Policiales, que equipara a las presuntas víctimas de fuerzas de seguridad del Estado con las víctimas de ETA, aprobada con los votos del PSOE y el PNV, demuestra que la degeneración moral y política del socialismo español bajo el mandato de Pedro Sánchez ha alcanzado cuotas terribles y escandalosas. Fue BILDU, heredera política de la criminal ETA, la que promovió la ley, que equipara los derechos de los asesinados por ETA a los supuestas víctimas de las fuerzas policiales, pero lo realmente grave y escandaloso es que esa ley haya contado con el apoyo del PSOE y del PNV, dos formaciones que, por lo visto, han traspasado la línea roja de la decencia, la dignidad y la justicia humana, uniéndose a los defensores del terrorismo etarra en un asunto que devalúa y condena la lucha de España contra el terrorismo asesino etarra y denigra, indigna y humilla a los policías y guardias civiles que plantaron cara a la banda asesina. Si al menos el PSOE lo hiciera porque está convencido de que esa ley es justa y equitativa, lo que hizo ayer en el Prlamento vasco quizás tuviera explicación, pero todo indica que el PSOE se colocó al lado de BILDU únicamente para agradecer el apoyo de ese partido pro-terrorista a la investidura de Pedro Sánchez y a la reciente convalidación parlamentaria de las decisiones electoralistas de los "viernes sociales" del gobierno, toda una factura miserable pagada desde la degeneración y la pérdida de valores democráticos y humanos. --- La ley se aprobó en medio de una tangana impresentable que tuvo por escenario el Parlamento Vasco, donde Bildu llamó "nazis" y "asquerosos" a los representantes de las fuerzas de seguridad del Estado. Julen Arzuaga, de BILDU, partido aliado y socio del PSOE en el gobierno de Pedro Sánchez, insultó a los representantes de la Guardia Civil y la Policía Nacional que asistían a la sesión, mientras la presidenta de la cámara expulsaba a un aforado 'abertzale' y el PP abandonaba el pleno en señal de protesta.

Cuando un partido se alía con asesinos y equipara a las víctimas del terrorismo con las supuestas víctimas de la lucha policial es que ha alcanzado un nivel insoportable e indigno de degradación humana y moral.

El detonante del sucio espectáculo vivido en el Parlamento de Vitoria ha sido la intervención del portavoz de EH Bildu en el debate, Julen Arzuaga, que ha tildado de “nazis”, "genocidas", “franquistas” o “asquerosos” a los representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) que seguían el desarrollo de la sesión y que de forma previa habían denunciado la aprobación de la ley por ser "una burla al Poder Judicial, a las FSE y al conjunto de la ciudadanía, que han sufrido durante décadas la lacra del terrorismo de ETA".

A nadie con cerebro puede extrañarle la actitud miserable de BILDU porque sus miembros son los herederos políticos y morales de los pistoleros aterras, pero si impresiona, indigna y asquea que el PSOE y el PNV, dos partidos en teoría democráticos y respetuosos con la Constitución, den su apoyo a una ley que denigra no sólo a policías y guardias, sino a toda la lucha de España contra aquella banda de asesinos vascos que asesinó a 800 personas y que llenó la tierra vasca de odio, cobardía y dolor.

No ha podido ser más traumático y sucio el debate en torno a la polémica Ley de Abusos Policiales, que ha sido modificada en relación a la normativa original de 2016, tras el recurso que presentó el Gobierno de Mariano Rajoy ante el Tribunal Constitucional, intentando salvar su legalidad. La norma, que desde hoy reconoce a las víctimas de abusos policiales cometidos en el País Vasco entre 1978 y 1999, ha sido aprobada con el voto a favor del PNV y el PSE, socios de gobierno, y gracias a la abstención de EH Bildu y Podemos. El PP se ha posicionado en contra del texto, el cual, según advierte, sigue vulnerando la Constitución a pesar de las modificaciones introducidas para tratar de superar el filtro judicial.

Los militantes y simpatizantes socialistas con principios y respeto a la legalidad que queden en España deberían reflexionar ante lo ocurrido y cuestionarse su pertenencia a un partido que, a todas luces, ha perdido el norte ético y que lo sacrifica todo a cambio de los votos que Pedro Sánchez necesita para gobernar.

Francisco Rubiales