El deterioro de España es rico y multifacético, con manifestaciones en la política, la economía, la cultura y otros ámbitos de la sociedad, pero es especialmente trascendente y lamentable en situaciones que afectan a la convivencia y la paz entre las ciudadanos.
Francia, por ejemplo, posee territorios vascos y catalanes, pero en ellos reina la paz y nadie se mueve para disparar procesos separatistas, soberanistas o terroristas. Gibraltar es otro signo preocupante porque muchas antiguas colonias han desaparecido en la oleada de descolonización que atraviesa el mundo, mientras que la británica en España persiste y cada día se torna mas agresiva y protegida, mientras comarcas próximas al Peñón se sienten cada día mas atraidas por los derechos, garantías y libertades que conlleva el ser "británico". La economía es, por último, el otro gran ejemplo: muchos países sufrieron la crisis, pero muchos la han superado, mientras que España sigue rasgada por el desempleo, el avance de la pobreza, el endeudamiento masivo y otras lacras que amenazan con enquistar la decadencia y ruina de nuestra economía nacional
¿Por que España se hunde mientras que los otros países evitan el desastre? ¿Es nuestra sociedad peor o los españoles valemos menos?
Hay no pocas teorías que pretenden explicar el drama hispano, cuya economía protagonizó un verdadero milagro en el siglo XX pero después se precipitó en la decadencia y el fracaso, pero la única que considero capaz de explicar por completo el drama es la del "cristal roto", reflejo de un pésimo liderazgo que pone de manifiesto la escasa altura y grandeza de nuestra clase política.
Colocas dos coches iguales, aparcados en dos calles similares de dos barrios distintos y los enfocas con una cámara para ver lo que ocurre. El coche aparcado en un barrio pobre tarde tres días en comenzar a ser destrozado. Cuando le rompen un cristal, el desguace se acelera y en pocos días apenas queda la carcasa. El coche aparcado en un barrio residencial permanece aparcado, sin deterioro, durante tres meses, pero si le rompes el cristal de la ventanilla, para provocar el problema, ocurre algo parecido a lo que ocvurrió en el barrio pobre y conflictivo, que el coche queda desguazado en pocos días.
Los del movimiento Masby extraen del caso la moraleja siguiente: "Cuando se provoca una fisura en los cimientos de cualquier estructura y no se subsana de forma radical, el deterioro surge espontáneamente provocando daños irreparables para terminar en la degradación total. Esto lo puedes aplicar a la educación de tus hijos, a una empresa, o incluso en una nación entera. Los vascos y catalanes fueron los primeros en romper uno de los cristales de la Nación con sus lenguas, y como nadie hizo nada, el resto ya lo conoces.
Con la corrupción en España ha ocurrido lo mismo y con los abusos del poder político también. Nadie ha puesto freno a las fisuras iniciales y hoy el edificio está en ruinas. Lógicamente, quien tenía que haber frenado el drama eran los gobernantes, pero fallaron y son hoy los responsables indiscutibles de la terrible degradación de España.
Hay un ejemplo francés que ilustra la diferencia entre ese país y el nuestro: A mediados de 2013 un grupo de iluminados corsos envió una carta al gobierno francés solicitando cambios y reformas que no vienen al caso. Lo importante es que la carta fue escrita en lengua corsa para reflejar las pretensiones "identitarias" de los corsos. La respuesta del Elíseo fue inmediata y contundente: "El idioma oficial de Francia es el francés. Ruego se dirijan a esta administración en la lengua oficial". Y punto.
Mientras que en España se permite la fisura y hasta se agranda desde las administraciones públicas y la prensa se hace eco de manera profusa de esas pasiones y conflictos identitarios, en Francia ocurre justo lo contrario: ni los políticos, que sean del partido que sean tienen claro el valor de la unidad nacional, ni la prensa, que rara vez otorga protagonismo a los que atentan contra la "sagrada" unidad nacional. Un esperpento ridículo como el de habilitar traductores simultáneos en las Cortes, aprobado por la casta política en pleno, es inimaginable en un país como Francia y probablemente en la mayoría de los países serios del mundo.
Ojalá algún día los españoles se pregunten y descubran por qué España se degrada sistemáticamente, mientras en Francia, donde también conviven con vascos y catalanes, no pasa nada. Ojalá asuman los españoles que nuestros políticos, cobardes, permisivos e irresponsables, han otorgado demasiado poder a los dialectos tribales y a los separatismo que odian a España y sueñan con despedazarla, olvidando su ineludible deber de defender la nación y permitiendo que se viole impunemente el derecho constitucional de hablar, pensar y entendernos en español, un idioma que puede convivir con otros, pero sin dejar jamás de ser el vehículo común del entendimiento y de la unidad nacional.