Artículo original completo: Revista El Estornudo
“Lo que Obama y sus asesores concluyeron no fue que el gobierno cubano no podía ser derrotado, sino que no hacía falta hacerlo, que hacer caer a Raúl Castro daba más trabajo que beneficio, que no había en Cuba a estas alturas mucho que recuperar de lo que Estados Unidos perdió en 1959, y que los cubanos, muy contundentemente, habiendo arruinado su propio país, ya se habían derrotado a sí mismos”.