Como buen candelario desde jovencito, he estado siempre muy apegado a mi hermandad. De pequeño solía llegar hasta San Nicolás a pie, y con el paso del tiempo en autobús, cuando su última parada estaba en la Plaza de la Encarnación.
Las calles del barrio de San Nicolás fueron las
calles de la infancia y de mi madurez, cuando acudía a las labores de priostía, después con el grupo joven o el Martes Santo.
Un recuerdo muy bonito que guardo en la memoria son las noches de ensayo de costaleros. Los que íbamos en coche siempre buscamos la Plaza de las Mercedarias para aparcar, pero si no tenías la suerte de encontrar sitio e ibas con un coche medianamente grande te ibas santiguando porque la calle que tenías que atravesar para volver a dar la vuelta y probar suerte era poco más que un embudo, la tan temida Calle Céspedes...
Pues bien, en la esquinita de esta calle hay un pedazo de mamotreto del año 1969 que se llevó por delante una de las mejores Casas Palacio de la calle...
La fotografía es cuanto menos antologíca, creo que completaba la perfección de una de las calles más importantes de la ciudad, donde podemos encontrar a escasos metros el Convento de Madre de Dios donde llegó a pasar noche las mismísima Isabel la Católica...
Ojo que todo esto es historia de España y ahora está muy de moda hablar de nuestro país sin ni siquiera saber de dónde venimos...
Ojo que también dieron pasaporte a los comerciales de toda la vida, ¿Ven el cartel de Pleximar próximas rebajas?, pues es un comercio de varias generaciones que hoy en día pervive en la Calle Asunción, donde podemos seguir encontrando el mejor menaje para nuestra casa. Fuera como fuere, la piqueta cayó sobre este hermoso e inmenso inmueble para dar solar a comentado Hotel Fernando III, lugar de refugio para guiris que hoy copan nuestra ciudad...