La desaparecida maqueta de Valladolid de León Gil de Palacio

Por Vallisoletvm @vallisoletvm

León Gil de Palacio (Anónimo), de la Biografía del señor don León Gil de Palacio (1892) de Silbén Cordal (Biblioteca Nacional de España, sign. 1-10067)


Por su carácter de referencia única, los vallisoletanos hemos venido reconstruyendo nuestra vieja ciudad conforme al Plano de Bentura Seco. Pero lo cierto es que en el siglo XIX Valladolid contó con otra imagen de sí misma igualmente singular: un plano en relieve, hoy desaparecido, que realizó, en 1827, el militar León Gil de Palacio, autor también  en el año 1830 de otra maqueta en escala 1:432 de la ciudad de Madrid que se encuentra en las dependencias del Museo de Historia de esa ciudad.

Convento de Nuestra Señora de Prado, Valladolid (1828),
 León Gil de Palacio (Fotografía: Museo de Valladolid)

Era aquel plano una maqueta de la ciudad que, a decir de la Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid, que lo examinó y lo aprobó, “...destacaba por su exactitud, la escrupulosidad de las mediciones efectuadas sobre el terreno, la esmerada proporción y el minucioso detalle de los alzados, la acertada representación de las fachadas de los edificios principales...".

Maqueta de Madrid realizada por León Gil de Palacio
Detalle del Modelo de Madrid. La Puerta del Sol y su entorno en 1830.

Fotografía: CARLOS TEIXIDOR CADENAS

Sabemos de aquella maqueta que en 1877 estaba en el almacén municipal, por entonces en la iglesia de San Benito. Pasó, ya muy deteriorada, al Museo Arqueológico, acabándose por destruir en 1923. Una pérdida que, por lo excepcional de tal objeto, fue irreparable. 
Tanto es así que si el Plano de Bentura Seco es, como se dice y reconoce, un documento único y fundamental para la historia del urbanismo vallisoletano, igualmente lo hubiera sido aquél plano en relieve, maqueta o “modelo en bulto” de la ciudad, que tan esmeradamente construyó León Gil. 
Las generaciones presentes y futuras pagan caro la desidia y falta de interés histórico de nuestros antepasados. Solo nos queda admirar con cierta envidia la que de Madrid se conserva.
Fuente: Introducción del libro "Valladolid 1738". Eloisa Wattemberg (Directora del Museo de Valladolid)