De hecho son todavía visibles las alusiones franciscanas en la parte superior del mismo, ¿pero era esa en realidad la puerta de entrada al Convento?, miren de nuevo la imagen...
Esa era la verdadera puerta de entrada al Convento, La Puerta de Tintores, ya que el arquillo era en realidad una entrada de caballerizas desde la que se accedía directamente a la sala capitular y los archivos, que estaban en la parte superior del edificio...
Pero claro, queda mejor decir que conservamos al menos la puerta, esa era la única pizca de vergüenza que nos queda cuando los que nos visitan se enteran de la atrocidad urbanística que cometimos.
Rogelio González Casas