La Desdicha del Rechazado

Publicado el 30 agosto 2019 por Carlosgu82

Nunca tuve un peor día en toda mi vida, bueno, en mi corta vida. Fue el día de la excursión escolar, pensé -este será un día perfecto- mientras salía de casa, ¿que podía salir mal? Después de todo tenía mi ropa interior de la suerte, mi camisa favorita y aun mas importante mi almuerzo era un trozo de pizza de la noche anterior (mi comida favorita). A pesar de haberme despertado muy temprano esa mañana no tenia sueño en absoluto, solo pensaba en subir rápido al autobús escolar que venía a buscarme y ver el hermoso rostro de la chica que me gustaba Jessica, oh lo olvidaba no les he dicho nada sobre mí y mi “estrato” social, soy el comúnmente denominado “nerd”, no sé muy bien a que se refieren al llamarme así, pero lo peor de todo es que eso conlleva ser marginado y excluido de todas las actividades que hacen los chicos “populares” grupo al cual pertenece Jessica, eso quiere decir que es prácticamente imposible acercarme a ella sin ser rechazado o mirado mal por sus tontas amigas.

Sin embargo ese día me sentía seguro de mi mismo y por alguna extraña razón creía que hablarle sería una buena idea, como lo tenía planeado al subir al autobús me senté lo más cerca de ella que pude (tres asientos hacia atrás) y pensaba en que decirle cuando nos encontráramos “accidentalmente” al bajar del autobús, no lo sé, tal vez: -hola soy Ben, ¿cómo te llamas?- algo ridículo pero puede funcionar. Tardamos tres horas en llegar a nuestro destino pero por fin bajamos y me dispuse a acercarme a ella, caminaba como si no me diera cuenta de que ella estaba allí, era un grupo muy grande y no me le pude acercar en ese momento, bueno será en otra ocasión por ahora el profesor nos dijo que comiéramos nuestros almuerzos y luego caminaríamos un poco para llegar al jardín botánico donde teníamos una actividad “especial” como lo llamaba el profesor aunque en realidad no era más que lo que hacíamos todos los años, hablar entre nosotros, igual nunca tengo con quien hablar y termino sentado bajo un árbol leyendo un libro.

Al llegar al jardín la mayoría de los niños que estaban con Jessica se dispersaron para ir a jugar futbol, ella se sentó a hablar con sus amigas, era mi oportunidad pero cuando estaba a punto de dirigirle la palabra un grito del profesor llamándonos a acompañarlo a ver algo me interrumpió, lo peor de todo es que lo que vimos ni siquiera era interesante solo era la vista de la ciudad desde el acantilado del jardín. El profesor nos envió a la “búsqueda del tesoro” que hacíamos cada año donde buscábamos unas cartas de póker el que consiguiera mas se llevaba cinco dólares, era el momento que mas odiaba ya que sin la vista del profesor sobre nosotros, Douglas el bravucón, aprovechaba para molestarme. Como lo pensé ahí estaba Douglas molestándome pero hoy estaba más agresivo que de costumbre, estaba como loco y no sé cómo pero tenía una navaja con la cual me amenazaba para que le diera las cartas que yo conseguía yo lo hacía para que él dejara de molestarme pero no lo hacía, logre librarme de él lo suficiente para correr mientras me perseguía, era insistente aunque yo era escurridizo, me persiguió hasta el acantilado y ya no tenía a donde huir, no sabía qué hacer pero él se me acerco y me tomo rompiendo mi camisa, me dolió, no por el golpe, me dolió porque era mi camisa favorita, el profesor se acerco a separarnos, Douglas me soltó asustado por el profesor, pero yo, estando muy cerca de la orilla resbalé y caí de espaldas; tuve tiempo para pensar, por supuesto no quería morir pero al fin y al cabo a quien le importaría la muerte de un tonto que siquiera puede hablar con Jessica y que no es capaz de defenderse de Douglas como un hombre de verdad, mis pensamientos fueron cortados de un tajo cuando mi cabeza chocó con la tierra y mi cráneo se partió en dos; este es el día de mi muerte, el peor día que he tenido.