La desesperación de la sangre...

Por Pasifae
José Tomás recibió una grave cornada en Aguascalientes, la segunda tarde del serial, sí, este fin de semana. Fue terrible verlo volar pero ahí no paró el asunto como en muchos otros casos donde el torero se levanta apaleado a enfrentar sin más a su toro... No, lo que veremos es lo otro... lo que ha nutrido a la Fiesta y llevándola al punto sin retorno del ritual de sangre que va ida y vuelta infinitamente encontrándose en el medio con el toro y torero danzando con la muerte. Y la sangre desesperada chorrea de ambos, esa sabia de vida, valor, y muerte que hace crecer los pastizales donde comen los becerros... donde nosotros tarde a tarde retornamos a inicio de lo que somos y nos topamos con lo brutal de la muerte... La sangre desesperada de Tomás saltaba a chorros y entre los dedos del de plata seguía trazando el camino del terror que desemboca siempre en la enfermería. Tomás llegó vivo a razón de la mano salvadora... Su padre -pude ver en la TV- que salía compungido, llorando, ansioso de ver a su hijo gritando sangre... porque la sangre grita, y ese día gritó que un TORERO había ya ofrendado su sangre. Pero sólo eso. Ahora luego de un par de días Tomás ya pasó de grave a delicado que en el léxico médico significa cierta mejora. Ya está consciente y ahora lentamente se recuperará... El dios toro nos ha mirado de nuevo, habremos de volver a las plazas, no buscando el grito de la sangre, no, eso no, iremos a las plazas a ver y sabernos partícipes de una Fiesta que nos hace humanos, que nos planta a la muerte de frente y sin tapujos, pero sin la cara larga y sumisa de los santos, porque los toreros ríen, se ponen serios, se gritan, se empujan a sí mismos al vértigo que produce el toro -bravo o no, hoy no discutiré eso- cuando sale de toriles... Caminaremos a nuestro asiento esperando ilusionados que el toro bravo salga y el torero triunfe...