La desesperación puede ser el inicio de la esperanza si no se alzan los pies del suelo

Publicado el 28 marzo 2013 por Romanas

 http://www.eldiario.es/zonacritica/Escrache_6_115548461.html El otro día escribía yo por aquí que hubiera dado mi brazo derecho y parte del izquierdo por haber escrito un artículo que eddie nos trajo de un tal Itulaide (?). Hoy voy a da un paso más, estoy dispuesto a dar todo mi cuerpo el día que sea capaz de escribir un artículo como éste de hoy de Gallego, titulado “Escrache”. Entre lo que él escribió ayer y lo que yo pergeñé por aquí, el otro día, no hay más que una pequeña coincidencia que, también, juega a su favor: la referencia que él hace a Niemeyer y que yo hacía a Bertold Brecht, que, en realidad, es la misma referencia porque creo que el propio Brecht reconoció en su día que él había recogido de Niemeier el poema que nos aportaba. Hasta aquí mis admiradas coincidencias: no hay una sola línea del artículo que hoy nos ha traído futbolín, desde “eldiario.es”, que yo no suscriba hasta con la última gota de mi sangre, pero qué lástima que sólo sea la mejor descripción que yo he leído hasta ahora de todas las cínicas canalladas que nos está haciendo esta gentuza. Porque no es más que una descripción y un ferviente deseo. ¿Nada más, dice usted, le parece poco? No, no, no me parece poco, ni tampoco mucho, me parece algo mucho mejor, me parece estrictamente lo justo, pero.... Sé que estoy bordeando la delgada línea roja de lo imperdonable desde el punto de vista de la izquierda, de la progresión, no obstante, voy a hacer una pregunta porque lo considero absolutamente exigible: si queremos que nuestros deseos lleguen al gún día a ser una realidad: ¿se puede terminar un tan maravilloso artículo con ese entusiasmo, con la expresión de la absoluta seguridad de que lo que va a suceder es lo que nosotros tanto deseamos? Que nadie dude de que lo más cómodo para mí sería aplaudir, como lo he hecho, al principio, el magnífico artículo que comento, y ponerme a escribir sobre otro de los muchos temas que la triste realidad actual nos ofrece, pero es que, coño, resulta que las conclusiones a que llega Gallego, en su maravilloso post son exactamente las contrarias a las que llegaba yo el otro día, en mi post “Salomé o la cabeza del Bautista”:“Pero ¿qué es lo que esta pasando? Que 2 profesores universitarios, mi hija doctora en informática, tentada por los Usa para que fuera trabajar con ellos, vicedecana de su facultad, piense seriamente que la culpa de que a ellos les rebajen el sueldo la tengo yo porque de algún sitio hay que sacar para pagarme a mi la pensión es alucinante ¿o es que el imbécil soy yo que no sabe qué es lo que está ocurriendo realmente en este puto país? O sea que no hay nada que hacer, lo afirmo una vez más, porque hay en este asqueroso país once millones de personas que piensan seriamente que lo que esta gente está haciendo es todavía poco, que lo que hay que hacer es lo que propugnaba ese ministro japonés, liquidar como sea a viejos y enfermos y terminar de una vez con esa lacra de la Seguridad Social, y, entonces, sí, entonces todo resurgirá de las cenizas de este volcán cuya erupción ha provocado esta crisis que está a punto de engullirnos a todos, a ellos, coño, también, sólo que ellos no lo ven, con lo inteligentes que son, el poema, el maravilloso poema de Beltord Brecht: primero, vinieron a por el vecino del tercero porque era judío y yo dije, bueno, sí, qué lástima, pero yo no soy judío; después, vinieron a por el del segundo, porque era católico y yo dije qué pena, Dios mío, qué pena, pero yo no soy católico, y, después, vinieron a por el del primero porque era comunista y yo dije, por Dios, hombre, por qué, qué ha hecho este buen hombre, pero yo no soy comunista, y, de pronto, un día vinieron a por mí, a por mí, por qué, si yo no soy judío, ni católico, ni comunista, si yo no soy nada, no hago nada, no me he metido con nadie, ¿por qué, Señor, por que?  De modo que mis propios hijos piden mi cabeza, quieren que Rajoy me la corte y se las ofrezca en una bandeja como si yo fuera una especie de Juan Bautista y ellos unos descendientes de Salomé, de modo que ya estoy completamente seguro de que Julian Benda y toda esa interminable serie de genios que vienen quejándose de la traición de los intelectuales se han quedado cortos, muy cortos, insuperablemente cortos, alguien, no sé qué demonio entripado, halló, al fin la fórmula para anestesiar definitivamente las conciencias y convertirnos en esta especie de seres infrahumanos que ya no sienten compasión siquiera entre padres e hijos. Joder que puto y asqueroso mundo hemos hecho entre todos”.Esta canallesca gentuza, estos criminales, utilizando todas las tácticas, estrategias y técnicas de persuasión que el progreso científico les ha proporcionado (atención Xavier Traité), los ha usado para confeccionar, científicamente, unos invencibles anticuerpos que actúan implacablemente, con una auténtica seguridad científica de manera que es imposible absolutamente luchar contra ellos con las antiguas y desfasadas técnicas tradicionalmente revolucionarias, hoy no es posible gritar “proletarios de todos los paises del mundo, uníos”, porque esa unión, si pudiera realmente producirse, no serviría sino para llevarlos inicuamente hasta el matadero nuclear, desgraciadamente, ellos y sus mercenarios científicos han llevado la guerra a su terreno, en el que ya no sirven las algaradas por importantes que fueren, hoy, la lucha ha de producirse sí, en las jodidas urnas, pero allí, aunque parezca imposible, se les puede ganar como lo han hecho el difunto Chávez, Lula da Silva, Evo Morales, y otros, y, entonces, realizar la revolución desde arriba, que ni siquiera así estoy yo muy seguro de que nos la dejen hacer.Soy plenamente consciente de que esto es un desolador jarro de agua fría pero creo que es mi deber hacerlo porque, si no se parte del mejor conocimiento de la realidad contra la que se quiere luchar, es absolutamente imposible lograr revertirla.   Ahora bien, estoy contento porque, al fin, este pueblo que parecía aborregado para siempre, ha dmostrado que no, haciendo esos escraches, coño, ante las casas del jodido González Pons y ante el mucho más jodido cabrón ese de Gallardón.