La "desgracia" de ser español en tiempos de Sánchez e Iglesias

Publicado el 24 abril 2020 por Franky
Hubo un tiempo en el que ser español era un "orgullo", pero hoy es una "desgracia". Si naces español naces endeudado hasta las cejas, mal gobernado, padeciendo servicios de mala calidad, sin suficiente protección del Estado, en manos de políticos descerebrados y obligado a elegir entre la bolsa y la vida. Si eres español tienes muchas posibilidades de tener que vivir de las limosnas públicas como desempleado, de tener emigrar para encontrar un trabajo digno y de arrastrar, como un estigma, tu nacionalidad española, poco apreciada y menos prestigiada en el planeta. Te mirarán pensando que eres un cobarde porque el pueblo al que perteneces soporta la corrupción y la tiranía de sus políticos sin rechistar, mas que cualquier otro del mundo. Sospecharán de ti porque tu gobierno es comunista, seguidor de una doctrina asesina que el mundo creía derrotada pero que en algunos países desgraciados está renaciendo. Hoy te tratarían también como un peligro porque tu país es el más infectado de coronavirus del mundo y tendrás prohibida la entrada en 9 de cada diez países del planeta. --- Por ser español, un ciudadano carece de prestigio en el exterior, paga mas impuestos, padece más burocracia, abona más dinero por la luz, tiene que pagar mas multas de tráfico y es de los europeos que menos recibe del Estado a cambio de sus impuestos y sacrificios. La mayor ventaja de ser español era la alegría y el clima en las calles, pero hoy estás encerrado en tu casa porque el país está infectado de un virus terrible al que el gobierno, negligente, abrió las puertas. Hoy es por lo menos "doloroso" ser español y muchas veces también humillante y desgraciado.

Te preguntarás el por qué de esa tragedia o "mala suerte" y sólo encontrarás una respuesta: los políticos españoles nos han conducido hasta el cadalso y nos han arruinado la patria y la vida.

Hay que reconocerlo de una vez por todas, aunque los que mandan se enfurezcan: los políticos han destrozado España. El coronavirus está logrando que las mentiras del poder se diluyan y las verdades ocultas salgan a flote, reflejando una España hecha trizas por el mal gobierno. Los políticos no pueden eludir su responsabilidad porque han tenido todo el poder, más del que les corresponde en las democracias auténticas. El pueblo ni decide ni influye, lo que obliga a echar toda la culpa del desastre a los que han gobernado.

Nos han construido un país desequilibrado, con un Estado tan gigantesco que es imposible de financiar, lleno de desempleados, arrasado por la corrupción, endeudado hasta el tuétano, con más políticos a sueldo del Estado que Francia, Alemania y Gran Bretaña juntos, con más coches oficiales que el resto de Europa y Estados Unidos juntos y con más políticos aforados y privilegiados que el resto de Europa. Somo líderes en blanqueo de dinero, trata de blancas, corrupción, tráfico y consumo de drogas, prostitución, consumo de bebidas alcohólicas y muchas otros vicios. Tenemos fama mundial de despilfarradores, vagos y cobardes.

Todos esos estigmas y dramas se los debemos a nuestros políticos, que son lo peor de la sociedad española, a los que hemos permitido gobernar con más poder, privilegios e impunidad que en cualquier otro país democrático del mundo.

A todo el que llegaba a España se le prestaban servicios médicos gratuitos y hasta se les operaba gratis en los quirófanos públicos, pero cuando nuestra sanidad ha tenido que enfrentarse a una crisis, la del coronavirus, nuestros malditos políticos han dejado a los sanitarios sin equipos defensivos y los han contagiado por miles, mientras que los ancianos morían abandonados y desamparados, sin sitio en las UCIs, sin respiradores, pereciendo como chinches en residencias de mayores abandonadas por el Estado.

La España que nos han construido estos políticos de bajo nivel es la nación que peor gestiona en el mundo la tragedia del coronavirus, la que tiene más muertos por habitante y la que va a sufrir el mayor descalabro económico de toda Europa.

Y todo eso se lo debemos a esos políticos arrogantes y vacíos, llenos de poder y dinero, que salen en los telediarios luciendo su brillo y su labia, haciendo creer a los españoles que son héroes, cuando en realidad muchos de ellos son carne de presidio. Que alguien me diga un solo asunto importante que hayan solucionado los políticos españoles o que alguien señale un problema que ellos no hayan provocado o empeorado. Han alimentado el separatismo y han potenciado el fracaso escolar, el desempleo, la ruina de las empresas, el infierno fiscal y cualquier otro drama que padezcamos.

Aunque no nos guste, los españoles nacemos hoy marcados por la desgracia porque pertenecemos a un país destrozado por sus políticos, sin valores, renqueante, decadente, corrompido, desprestigiado, arruinado y con una economía próxima a la bancarrota, que necesita una ayuda exterior que cada día es más insoportable para nuestros socios europeos. La fábula de la cigarra que se divierte mientras la hormiga trabaja para acumular recursos ante una crisis es aplicable por entero a la España actual.

Con la clase política que estamos soportando desde hace décadas, privada de grandeza y de altura ética, de bajísima calidad democrática y profesionalmente pésima, España habría perecido como nación hace mucho de no haber pertenecido a la Unión Europea. Nuestro país habría sido hundido y despedazado por los corruptos con poder, por los caciques políticos, por los separatistas llenos de odio y por la legión de cobardes, pillos, canallas y esclavos que la pueblan, muchos de los cuales han logrado penetrar hasta el corazón del Estado.

No me preguntes como salvar este país del oscuro destino al que es conducido por sus políticos porque pienso que ya es imposible, salvo que ocurra el milagro casi inimaginable de una rebelión de las masas, lanzadas a la calle para expulsar del poder a la casta miserable y a forzar una regeneración que nunca podría haber surgido de sus dirigentes ni de sus instituciones.

Pero pensar en esa salida es simplemente "un sueño".


Francisco Rubiales