Nopales y huizaches, típica imagen del Norte de Jalisco.
Recibí hace unos días una atenta misiva del buen amigo colotlense Mario de Santiago, a quien admiro por su lucha en favor de la gente más necesitada del Norte de Jalisco. En ella, Mario informa que a partir del 31 de este mes cerrarán las sucursales de Banorte en Colotlán y Huejúcar, dejando sin servicios bancarios a toda la región, que desde siempre se caracterizó por su aislamiento y pobreza.
“Lentamente –dice Mario—los diez municipios del Norte de Jalisco están bajando a su tumba, como resultado de las erráticas políticas públicas de los gobiernos federales, estatales y municipales.
“Los números que maneja Banorte son fríos, apegados a la realidad. El diagnóstico adverso por el subdesarrollo es claro:Tratar con pobres es perder el tiempo, mejor se van. Aquí deambula la pobreza, no circula el dinero.
“En todos los temas de marginación –agrega Mario— nos tienen por debajo de la media estatal… Casi todo se trae de fuera, incluso el maíz blanco para hacer las tortillas que nos comemos diariamente”.
“El desorden y desvinculación imperante de las instituciones nos hace pensar que están en la Torre de Babel, todos hablan del desarrollo en diferente idioma, no se entienden, no se coordinan, consecuentemente no dan resultados… La pobreza y abandono en el campo es alarmante”.
Concluye en que urge la intervención del Ejecutivo estatal y que a su vez el Congreso acepte la vergonzante realidad del fracaso y proponga un plan de rescate para que la Zona Norte alcance la media estatal en los indicadores de desarrollo económico y social.
¡Ojalá nos hagan caso!
Artículo publicado por el periódico La Crónica de Hoy Jalisco en su edición del viernes 25 de marzo de 2016.