La desmotivación según mi punto de vista, no es más que la pérdida de interés en algo o alguien, originada por diferentes causas, existen diferentes tipos de desmotivación, todas suelen ser dañinas, si no las sabes manejar, ya que ella se encarga de que no encuentres estímulos que te motiven a comenzar, seguir o terminar nuestro interés personal.
Esa desmotivación suele invadir nuestra alma, llevarnos a sitios oscuros y tristes dentro de nosotros, perdiendo el interés personal de esforzarnos por conseguir cosas mejores, es como que si perdiéramos esa fuerza que nos impulsa a realizar muchas actividades de la vida cotidiana.
La desmotivación suele ser cruel y desmedida, tendemos a no poder controlarla, simplemente nace por una causa que nos incomoda, a veces la incrementamos sin darnos cuenta que lo hacemos y otros impulsándola por sentimientos oscuros que se llevan de la mano.
“La desmotivación va tan lejos como la dejemos crecer”.
Hay que ser persistentes en lo que queremos, establecer bien nuestras metas y objetivos, actuando organizados, diseñando estrategias que nos ayude alcanzar lo que estamos buscando, valorando nuestro esfuerzos, centrando nuestra atención en un punto establecido, así sabremos a donde nos dirigimos, porque muchas veces nos desmotivamos porque nos perdemos en el camino.
No escuchemos voces vacías, cadentes de razones ya que no ayudan a impulsarnos, si no que retrasan nuestro andar.
Tomemos en cuenta que por la desmotivación pasamos todos, solo es cuestión de identificar su causa y no dejar que sobre pase nuestras barreras. En el momento que descifremos la desmotivación y pongamos en marcha todo lo establecido anteriormente estaremos ganando.
Saber lo que queremos, que necesitamos y a donde vamos es primordial para construir nuestro camino, sin olvidarnos de activar nuevas estrategias para que la motivación siempre se mantenga fuerte.