Chamizo, que es sacerdote y que ejerció una meritoria labor pastoral con los drogadictos en el Campo de Gibraltar, antes de que la política le prendiera y estropeara, perdió la perspectiva después de tantos años en el cargo y hizo lo que debió haber hecho muchos años antes: denunciar a los verdaderos verdugos del pueblo andaluz, que son sus pésimos políticos, arrogantes, cargados de privilegios, navegando en la corrupción, sometidos a una obediencia férrea a sus partidos, alejados del ciudadano y artífices de una política que ha convertido a Andalucía en tierra de pobres y de desempleados.
Chamizo, cargado de indignación por haber sido destituido, se va dando un portazo. Dice que lo han echado entre "la socialista de Presidencia y el psicópata del PP". La niña de presidencia es Susana Díaz y el psicópata no me atrevo a señalarlo porque en el PP hay muchos.
El cura Chamizo no admite sus errores, sobre todo uno: que si lo mantuvieron en el poder durante 17 años es porque no cumplía con su obligación de defender a los ciudadanos y si lo echan ahora es porque ha empezado a defenderlos, aunque sea de manera tímida y suave No hace mucho les gritó a los políticos que dejaran de pelearse entre ellos y que atendieran al pueblo. Les dio en la diana, pero ha tardado casi 17 años en decir esa verdad, que es una de las claves de la pésima calidad de la democracia en Andalucía, donde el sistema se ha transformado en una especie de dictadura del partido socialista, presente de manera agobiante en la sociedad, sin el cual no es posible prosperar en tierras andaluzas.
¿No sabía que los políticos españoles no admiten las críticas y son auténticos sátrapas casi totalitarios? Si no lo sabía es porque no ha entendido nada. Su misión aparente era defender al pueblo, pero su misión real era defender a los políticos, precisamente del pueblo, que es el verdadero enemigo del poder abusivo y antidemocrático vigente.
El cura Chamizo se había deteriorado tras permanecer tanto tiempo en el cargo y se había alienado. Perdió la perspectiva y mordió a sus amos. Por eso le han echado, aunque a quienes había que echar es a los que le expulsan. Esos, sean de izquierdas o de derechas, son el verdadero cáncer andaluz.