Así es siempre mi sueño antes del ruido, antes de despertarme y recordar lo que pasó: que mi pie izquierdo avanzó, que adelantó al pie derecho, que se apoyó sobre la tierra enlodada del camino. Con fuerza. Obediente y disciplinado. Entonces escuché la detonación. Dicen los soldados que no pudieron encontrar rastro de mis botas por ningún lado.
María José Villarroya