Para visibilizar y repudiar la represión, se realizó en Santiago una performance encabezada por el Programa de Psicología Social de la Memoria (Universidad de Chile), Pablo y Dominga Hermansen, y el Grupo de Trabajo CLACSO “Memorias Colectivas y Prácticas de Resistencia”, reclamando verdad, justicia y reparación para muertxs, heridxs y torturadxs.
La intervención consistió en marchar con un lienzo que muestra 160 imágenes de rostros con sus ojos heridos que fue colgado frente al monumento de la policía en Santiago.
Hace una semana Anonymous filtró información de las páginas oficiales de Carabineros con datos de seguimiento de organizaciones y líderes sociales. La policía chilena ha vuelto a ser también una policía política.
Cada día los hechos parecen precipitarse. Tras un miércoles intenso en movilizaciones, con largas batallas callejeras, Piñera reaccionó el día siguiente con un paquete de medidas que aumentan los castigos.
Cada hora que pasa suma nuevos adversarios por la represión desatada, por el aumento de jóvenes heridos y chicas humilladas y violadas en los cuarteles, por la prepotencia de una policía que parece haberse saltado todos los protocolos y cortado todos los límites.
Cuando las autoridades quisieron reaccionar, ya era tarde. La gente de un lado y otro del muro se lanzó a la calle, desmantelaron las barreras de alambre de espinos, los jóvenes se treparon al muro y otros, con enormes mazos, derribaban los bloques de cemento con que fue construido. El mundo entero festejaba el acontecimiento.
Tan de sorpresa les tomó a todos, que incluso el primer ministro alemán, Helmut Kohl, tardó un par de semanas en reaccionar. En pocos minutos, la amenazante Unión Soviética había sufrido un golpe letal. Dos años más tarde, también se vendría abajo, sin un suspiro, como el muro de Berlín.
Todo gracias a la misma burocracia y la creencia de la gente en su propia libertad...