El gluten no es un veneno, ni un maléfico producto creado por unos malos malísimos que están deseando envenenar a la población. Es ¡sorpresa! una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena. Comer gluten es tan natural como beber agua. Hay un determinado número de personas que nacen con una mutación genética que hace que el gluten les dañe las mucosidades intestinales y no puedan absorber el resto de los nutrientes produciéndoles toda una serie de síntomas muy desagradables.
El huevo, la leche, los frutos secos, el pescado tampoco son venenos diabólicos pensados para aniquilar a la población, son alimentos que llevan siendo consumidos por la humanidad desde hace miles de años y que es ahora, gracias a los avances científicos, cuando sabemos que hay gente alérgica a esos alimentos, que desarrolla rechazo y que si los ingiere puede incluso morir.
Los celiacos y los alérgicos alimentarios TIENEN que llevar una dieta de exclusión obligatoriamente. Ni la celiaquía ni la alergia se curan con medicamentos, ni con homeopatía, ni yendo a ver la Virgen ni colocando los chacras alineados con Saturno, la única manera de no tener reacciones adversas (que en el caso de los alérgicos pueden suponer la muerte) es NO ingerir los alimentos que les hacen daño. Parafraseando al Inspector jefe Kemp del Jovencito Frankestein...¡¡Una dieta de exclusión es una cosa muy seria!! y frivolizar con ella, tomándoselo como un caprichito para hacer una dieta sin criterio intentando justificarte con argumentos absurdos, es ofensivo y pone en peligro la salud de aquellos que tienen que ser extremadamente estrictos con su dieta.
Una dieta de exclusión es SIEMPRE por definición extremadamente estricta y no va en función de “me apetece” o “no me sienta bien”. El que tiene que llevar una dieta de exclusión obligatoriamente fantasea con que inventen algo para poder dejar de vigilar absolutamente todo lo que come y disfrutar alegremente del gluten o el huevo o los cacahuetes. Uno se acostumbra a vivir con ello, pero pagaría por no tener que hacerlo y le jode infinito todo esa pose “contra” un alimento porque “sienta mal”, “no es natural”, “somos los único mamíferos que tomamos leche de adultos” y todas esas sandeces que podemos permitirnos porque somos guays.
La dieta de exclusión es un tema muy serio y lo es muchísimo más si afecta a niños. Cuando es tu hijo el que es celiaco, multialérgico o una fabulosa combinación de ambas cosas, llevar una dieta de exclusión no implica solamente evitar que coma aquellos alimentos que le hacen daño, implica muchísimas más cosas y muchísimas más responsabilidades.
Con un menor a tu cargo, con tu hijo, la dieta de exclusión además de una cosa muy seria, es un puto coñazo y una carga de responsabilidad añadida que te hace temblar de pánico al principio.
Para empezar tienes que aprender a distinguir los alimentos que tu hijo puede o no puede tomar. Los absurdos modernos del “sin gluten” o “sin lactosa” o “sin huevo” pueden permitirse fiarse de esas etiquetas y pueden incluso permitirse el lujo de hacer cosas absurdas como tomar macarrones de arroz con besamel hecha con harina de trigo. O comer pan de molde sin gluten untado de margarina que si lleva gluten, o echar fideos de arroz “que son más sanos porque son sin gluten y los comen los chinos” en una sopa a la que han echado una pastillita de caldo precocinado con gluten. Tú no puedes permitirte esos “descuidos”, hay que leer cada etiqueta pormenorizadamente.
En mi caso me he pasado años con esta chuleta en el bolsillo. Alimentos a evitar, todos los que contengan: Albúmina –Lecitina E322 – Lisocima –E161b luteína. Cualquier ovo- Gluten, cereales, harina, almidones modificados (E-1404, E-1410, E-1412, E-1413, E-1414, E-1420, E-1422, E1440, E-1442, E-1450), amiláceos, fécula, fibra, espesantes, sémola, proteína, proteína vegetal, hidrolizado de proteína, malta, extracto de malta, levadura, extracto de levadura, especias y aromas. Pescado – Omega 3
Después hay que aprender a manipular la comida para no estropear la “exclusión” durante el manipulado. Es decir, no puedes freír unas salchichas sin gluten en un aceite donde antes hayas frito algo rebozado con gluten. No puedes cortar con un tenedor una tortilla francesa para una de tus hijas y con ese mismo tenedor pinchar el pollo a la plancha de tu hija alérgica al huevo. No puedes cortar pan sin gluten en la tabla donde todavía quedan migas de pan con gluten. Si no puedes tomar leche no puedes tomar queso rallado, y si eres celiaco hay que vigilar que a los macarrones de arroz no les eches queso con gluten. No puedes untar la mantequilla con el mismo cuchillo para una tostada con gluten y otra sin gluten...y así con todo.
Cuando tú no solo has aprendido todo eso sino que lo has interiorizado tanto que te sale automático, es el momento de sentarte con tu hijo y explicarle qué le pasa, por qué le pasa y por qué él tiene que tener más cuidado con lo que come. Hay que enseñarle a distinguir lo que puede y no puede comer y a manipular su comida, y hay que enseñarle que si tiene dudas sobre un alimento jamás lo coma, que lo suyo no es un capricho ni una moda.
A todo este planteamiento vital tan cómodo para alimentar a tu hijo tienes que añadirle que el niño tiene que comer “bien”, variado y nutritivo y a ser posible que se acostumbre a comer todo aquello de lo que puede comer para que tenga una alimentación lo más completa posible. En ocasiones es una tarea de titanes y muy frustrante. Cuesta un trabajo increíble conseguir que tu hijo coma bien, variado, sano, equilibrado y sin que nada lo mate o le haga daño para que una panda de cretinos sin criterio vengan a frivolizar con la dieta de exclusión.
¿Qué no queréis comer gluten? Estupendo.
¿Qué no queréis tomar leche? Estupendo.
Por mí como si decidís dejar de comer alimentos verdes, blancos o morados o solo coméis alpiste con mostaza, haciendo el pino puente, pero no me digáis que lo hacéis por salud, porque "no es natural" o porque deteriora la función orgánica no se qué. No tenéis ni idea. Lo hacéis por capricho, porque sois absurdos, porque lo habéis leído en un libro de autoayuda del Vips o porque vuestra vida es tan aburrida que no sabéis como introducir algo de emoción en ella...
La dieta de exclusión es un tema muy serio, que exige ser muy responsable y muy riguroso porque su no cumplimiento conlleva graves problemas para la salud. No es un capricho ni una moda y frivolizar con ello es una irresponsabilidad absoluta que no solo os afecta a vosotros ( lo que me da exactamente igual, por mi cómo si os da una empacho de galletas de salvado con leche de soja) sino que pone en peligro el hecho de que la sociedad se tome en serio su cumplimiento para personas que de verdad la necesitan.
Si queréis saber lo que es de verdad una dieta de exclusión, venid a mi casa, y os aseguro que en una semana acabareis llorando y se os pasará la tonteria.