La dieta del PP
Publicado el 18 abril 2013 por Juanmajurado
Yo no sé si la Sra. Cospedal lo es o se lo hace. Tonta, quiero decir, malvadamente tonta, lo que la pondría en la frontera de convertirse en perversamente lista. Tampoco sé, en mi infinita ignorancia, si su actitud y sus palabras requieren de un entrenamiento especial o son consustanciales a la mala leche y al desprecio que emanan los populares cuando enfrente se les coloca alguien que no piensa como ellos. No lo sé, soy un mar de dudas... Aunque, probablemente, y lo digo desde mi profundo desconocimiento, en el fondo todo se reduzca a una vulgar y triste estrategia basada en el "insulta, divide y vencerás".
La Presidenta a tiempo parcial de esta región -prudentementeescondida un tiempo tras su patético intento de justificación, al más puro estilo marxista-grouchista, del vergonzoso entuerto que el PP mantiene con su ex-amado Sr. Bárcenas-, ha vuelto a abrir su boca. Y lo ha hecho, como suele ser habitual en ella, para sacar a pasear los sapos y culebras que habitan en su garganta. La desmedida intolerancia y desvergüenza que, desde hace mucho tiempo, exhibe en su palabra la acaparadora de sueldos públicos y facilitadora de prebendas, va, día a día, en aumento. Después de llamar terroristas y nazis a los integrantes de las plataformas anti-desahucios y, por extensión, a la población que apoya sus actos (que, según las estadísticas, supera el 70 % de españoles), ahora se descuelga marcando claramente la frontera que separa a las personas "decentes y cívicas" de las que no lo son: ser o no votante del PP. En el primer caso, si se es de los han introducido en la urna una papeleta con una gaviota, antes de dar de comer a tus hijos, mantenerlos sanos y procurarles educación y una dignidad cada día más cara, este ciudadano decente habrá pagado su recibo de la hipoteca, con lo que habrá contribuido a la paz social y al mantenimiento de las cuentas saneadas de los bancos, rescatados o no. En el caso de ser votante de otra opción política, según la Sra. Cospedal, la decencia brilla por su ausencia. Las malas gentes prefieren dejar en la estacada al banco, con "excusas vagas", antes que a sus hijos... Es lo que se desprende de las declaraciones de "Mari Loli, la bien peiná", como es conocida familiarmente entre la militancia pepera: "Nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca" (declaración aparecida en La Vanguardia y posteriormente rectificada por: "Los votantes del PP son los que pagan la hipoteca". Pero no sé donde está la diferencia...).
Se ríen de nosotros, nos insultan, nos arrebatan derechos, reparten sufrimiento y dolor... Los indeseados efectos secundarios de esta "dieta de la decencia" que practican los biempensantes, los defensores de la caridad y las mesas petitorias, sólo parece que puedan ser contrarrestados con... Apuntad remedios...