El título de este artículo parece muy obvio y respetable para casi toda la gente (al menos los más civilizados y democráticos). En particular, esa simple frase les encanta a los progresistas (o izquierdistas).
Pero los progresistas no son consecuentes con esa frase, en absoluto: Porque sólo buscan anular la diferencia, buscando y forzando la igualdad en cualquier área:
– Género: Hombres y mujeres iguales.
– De orientación sexual: Heterosexuales y homosexuales.
– Económica: Ricos y pobres.
– Etc.
¿Y por qué los progresistas están obsesionados en anular las diferencias si por un lado aceptan que las diferencias son buenas?
Simplemente porque no aceptan que cualquier opción tiene su parte negativa, al menos relativamente negativa:
– No aceptan que ser mujer pueda tener inconvenientes.
– No aceptan que ser homosexual pueda tener inconvenientes.
– No aceptan que no ser rico no tiene porque ser tan malo y que ser pobre puede ser, en gran parte, una decisión (por estimación de prioridades).
– Etc.
En general, los progresistas son individuos muy NEGATIVOS y bastante obsesivos porque se centran en los aspectos más negativos de cualquier opción. Al obsesionarse con esos aspectos negativos y olvidar casi por completo los aspectos positivos, los progresistas no pueden más que ver una gran INJUSTICIA. Finalmente, no saben hacer otra cosa más que liquidar esa injusticia, liquidando de un zarpazo aquello que aparentemente la ha creado: Las diferencias.
Al eliminar/ignorar/ocultar las diferencias, los progresistas, no sólo engañan a la sociedad, sino que son radicalmente INTOLERANTES con esos individuos diferentes, aunque paradójicamente, esos mismos individuos les están agradecidos por su labor:
– Las mujeres se sienten agradecidas al ser tratadas como hombres…
– Los homosexuales se sienten agradecidos al ser tratados como heterosexuales…
– Los pobres se sienten agradecidos al ser “forzados” a un modelo de extremo capitalismo, donde “no tener dinero” es considerada una gravísima condición…
En general, los grupos o individuos diferentes se pueden llegar a sentir muy agradecidos a los movimientos progresistas de Igualdad, puesto que los deja al mismo nivel que los SUPUESTOS individuos privilegiados de la sociedad. Y es ahí dónde radica el problema de su argumentación: Los progresistas son los que realmente SUPONEN que las mujeres, homosexuales, pobres, etc; son realmente individuos inferiores por sus diferencias. Por lo tanto, de nuevo, eliminando/ignorando/ocultando esas diferencias, ya no existen individuos inferiores…
Y es que el quid de la cuestión es NO suponer que los individuos puestos como ejemplos son realmente “débiles” en algún sentido. Si una mujer parece débil en la sociedad seguramente será porque la sociedad tiene deficiencias que se deben eliminar para que no sea así: Una mujer, al igual que un hombre tiene su papel en la sociedad y NINGUNO es mejor, ni es más afortunado, ni más privilegiado que el otro.
Lo mismo con los otros ejemplos. Pero es que el grave problema de toda esta trama de incoherencias es que se está limitando la DIVERSIDAD de una forma alarmante, forzando a los individuos a ser iguales entre ellos. Evidentemente, eliminar/ignorar la diferencia, no sólo es un gravísimo error conceptual sino que es extremadamente AUTORITARIO el hecho de fijar un valor homogéneo para toda la sociedad, sin respetar las diferencias existentes.
La solución pasa por la ACEPTACIÓN de las diferencias, en lugar de su ocultación. Aceptar las diferencias no significa resignarse a los puntos débiles que impliquen esas diferencias, sino a la POTENCIACIÓN de los puntos fuertes y la HUMILDAD ante los puntos débiles, para dejar paso a aquellos otros individuos que sí los “dominan”.
En los ejemplos indicados anteriormente se podría plantear que la actitud correcta sería la siguiente:
– Mujeres: Promover sus valores femeninos generales en lugar de forzar los masculinos en ellas mismas. La mujer valora mucho la seguridad, el afecto, el respeto, los resultados a largo plazo, etc. El hombre valora mucho más otros aspectos; como la competitividad, el riesgo, los resultados inmediatos, etc. Ambos conjuntos de valores son interesantes en cualquier área de la vida y, casi seguro que son complementarios. Por eso, ambos “mundos”, el femenino y el masculino, son necesarios, no sólo uno de ellos, y en particular el masculino. Igualar a las mujeres (o “masculinizarlas”) no sólo no es bueno para ellas (por lo evidente) sino para toda la sociedad en su conjunto.
– Homosexuales: Tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Y ambos se centran esencialmente en el aspecto reproductivo: Al no reproducirse naturalmente (véase “naturalmente” de forma general, no sólo física), disponen de mucho más tiempo libre y libertad general que los heteros, que sí se reproducen naturalmente. El inconveniente evidente deriva del mismo hecho: No se pueden reproducir naturalmente. Este inconveniente debería ser aceptado y no reclamar un cambio de legislación para “igualarse” en ese derecho a los heterosexuales, mediante la adopción legal.
– “Pobres”: Hay mucha gente que, afortunadamente, no valora el dinero de la misma forma que, habitual y lamentablemente, se valora en las sociedades capitalistas actuales. Por lo tanto, estas personas no necesitan ninguna “ayuda” excepcional. En general, los gobiernos deben poner a disposición de todos los individuos los mecanismos para elegir qué opciones quieren para si mismos. Pero el gobierno no debe regalar dinero a los individuos por el simple hecho de no tenerlo.
En fin, el progresismo es una ideología muy negativa. cerrada. autoritaria y manipuladora que lleva a las sociedades a unos modelos monolíticos, donde las diferencias son ocultadas para no crear problemas sociales. entre los mismos individuos pero que también buscan facilitar su control por parte de quien les gobierna. Ejemplo de estas sociedades se ven en el progresismo radical o comunismo, que lleva esta intolerancia a lo diferente hasta el extremo.