Se puede estar de acuerdo o no con la dureza y el rigor de VOX en los temas de inmigración ilegal descontrolada, con la que quiere acabar, pero todo demócrata y persona de principios y valores en España tiene que sentir orgullo y satisfacción cuando un partido político es capaz de renunciar a poder, cargos y dinero en aras de sus ideas.
En un país donde gobierna un corrupto llamado Pedro Sánchez, que incumple sus promesas, miente, cambia las leyes, asalta la Justicia y perdona crímenes a sus socios y compañeros de partido, sólo para mantenerse en el poder, y que ha sido capaz de convertir el Tribunal Constitucional en un corral socialista, el gesto de VOX merece aplausos, despierta ilusiones y abre puertas a la verdadera regeneración de la política.
Los chorizos y sinvergüenzas dueños del Estado español, al menos hoy, han sido moralmente derrotados, aunque conserven intacto su poder porque a ellos no les afectan los buenos ejemplos ni las muestras de limpieza democrática.
VOX, con su golpe sobre la mesa, se distancia y se distingue claramente de la derecha cobarde del PP, habituada a pactar con el enemigo y cuyos principios son frágiles y enclenques, al mismo tiempo que se muestra ante los electores españoles como la antítesis del socialismo sanchista, carente de principios, de ideas fluctuantes, mentiroso, enemigo de la democracia, desconocedor de la regeneración, sin amor a España, e incapaz de realizar un sólo movimiento político de regeneración, riguroso, digno y decente.
En la práctica, ganan los malos porque siguen mandando y disfrutando de todos los privilegios e impunidades sucias que adornan a los políticos en España, pero moralmente, los chorizos corruptos y sinvergüenzas han sido derrotados y vapuleados hoy.
Francisco Rubiales