Lo que pudo haber sido un gran "boom" capaz de gobernar España, hoy es solo un partido de izquierdas, que se acerca cada vez mas a la socialdemocracia, que exhibe demasiado interés por tocar poder y que margina cada día mas lo que lo hizo grande: sus conexiones con el activismo militante, con el 15 M, con la democracia participativa y con esa enorme masa de ciudadanos que anhelan el fin de la corrupción y un cambio que instaure ideas y formas completamente distintas a las del PSOE, PP, IU, nacionalistas y demás partidos culpables del desastre y podredumbre de España.
La salida de Monedero no es solo un desastre para Podemos, sino también para España, no porque un dirigente haya abandonado un partido político, sino porque esa huida significa también el fin de aquel sueño de cambio que se encarnó en las calles y plazas del 15 M, de una regeneración que parece imposible y la comprobación de que Podemos se está transformando en un partido de izquierdas tipicamente español, sin mas posibilidades que las de aglutinar a los frustrados de IU y del PSOE y revitalizar un poco ese sector del espectro político.
Podemos ha sido atacado con fuerza desde los sectores conservadores y, con especial violencia, desde los estados mayores del PSOE y del PP, partidos cuya hegemonía amenazaba, pero los ataques habrían sido inútiles si el partido se hubiera mantenido fiel a las ideas y principios que le hicieron nacer e irrumpir en la política española como un tornado triunfador. Los culpables principales de su declive son sus dirigentes, por su prisa en tocar poder, sus tendencias verticalistas y su desprecio a las ideas originales del partido, en especial a las que le conectaban con el espíritu del 15 M y el alma desencantada de España.