2013 10
posted by Zulema de Mamá es bloguera on Aprendiendo con dos enanos
¿Cuántas veces te ha pedido tu hijo que mirases algo y le has dicho que esperara un momento que no podías? En nuestro día a día probablemente sean muchas las veces que esto suceda por considerar que es una tontería y puede esperar un segundo, pero la realidad es que a cada “ahora no puedo, espera un momento” es una gran oportunidad perdida pues probablemente dentro de un rato el niño ya no está interesado en contar/mostrar lo que deseaba. Es una oportunidad de diálogo que sin quererlo hemos perdido.
Los adultos cuando tratamos con niños muchas veces tenemos el gran defecto de ver con ojos de adultos. Priorizamos las necesidades de nuestros hijos como adultos, y también consideramos si lo que nos quiere contar puede esperar o no como adultos. Pero la visión del niño es muy diferente, para los niños todo es importante, más aún si lo quieren compartir contigo que eres su referente y guía. Si seguidamente decimos “espera un momento, ahora no puedo, eso es una tontería”, lo único que estamos consiguiendo es que nuestro hijo comprenda que no nos interesa, que no estamos disponibles para poder compartir y por lo tanto habremos perdido la oportunidad de conocerle un poco mejor.
La poca atención o comunicación en casa puede generar que nuestros hijos se conviertan en personas introvertidas, pues pensarán que igualmente al resto de las personas no les importará lo que tengan que aportar o que tienen algo más importante que hacer. Pero la realidad es que no hay nada más importante que el diálogo. Es una valiosa herramienta que tenemos a nuestra disposición desde su nacimiento para guiar e inculcar valores. Debemos potenciarlo desde muy pequeñitos en beneficio tanto de la unidad familiar como del pequeño.
Un niño atendido, escuchado y comprendido es un niño feliz. Un niño que sepa compartir y dialogar abiertamente será un adulto más centrado y resolutivo… y muy probablemente un adolescente con menos conflictos de los que suele traer esta etapa.
El tiempo que dediquemos a nuestros hijos será el mejor regalo que podamos hacerle en su vida. Cada petición de diálogo atendida es un refuerzo del vínculo afectivo y de la seguridad que el pequeño tendrá en sí mismo, cuando una persona es escuchada no es tan insegura. Dialogar es compartir opiniones, es compartir con ellos nuestras experiencias para poder guiarles, cada diálogo aumenta la confianza en la relación ya que sabrán que pueden hablar contigo de cualquier cosa que les preocupe o les apetezca en ese momento.