La doctora de Maguncia - Ricarda Jordan

Publicado el 01 agosto 2011 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Maeva
Páginas: 552
ISBN: 9788415120346
Precio: 22,50 €
Ricarda Jordan es otro de los seudónimos de Sarah Lark, así que si queréis saber más sobre ella os remito a mi opinión de En el país de la nube blanca.

Lucia, «hija de ramera»

Maguncia (Alemania), 1330. Rachel, una partera judía, se dirige a casa de los Speyer, una familia acomodada que espera su tercer retoño. Sin embargo, algo la entretiene por el camino: una muchacha desamparada está a punto de dar a luz en plena calle, acompañada de dos jóvenes de mala vida. Rachel la atiende y consigue traer al mundo a una preciosa niña; sin embargo, la madre muere antes de poder revelar su identidad y la del padre. Al ver que sus dos amigas no pueden hacerse cargo de la pequeña, la partera se la lleva a la vivienda de los Speyer mientras piensa qué será de ella.
Una vez allí, las cosas toman un rumbo distinto. La criada árabe Al Shifa coge a la niña y enseguida se encariña con ella porque siempre quiso tener un hijo. Además, Sarah Speyer acaba de parir a una niña rubia, que se parece mucho al bebé que Rachel recogió en la calle. Empieza a bromear con el parecido de las dos y entre una cosa y otra también se derrite con la criatura desconocida. No obstante, hay un problema: la niña de la calle es cristiana, mientras que los Speyer son judíos. Esto impide que la puedan adoptar, pero consiguen acogerla en su casa durante el día y por la noche la llevan a casa de una mujer cristiana de mala fama. Al Shifa bautiza a la pequeña como Lucia, la luz.
Desde su más tierna infancia, Lucia crece entre tres culturas: la árabe de su mentora y (casi) madre adoptiva, la judía de los Speyer y la cristiana de sus orígenes. Delante de la gente debe aparentar pertenecer a esta última religión, pero la vida con los niños cristianos a las puertas de la iglesia no resulta fácil: todos la consideran una «hija de ramera» y no le tienen ningún respeto. Lucia se siente más feliz junto a los Speyer, con su querida Al Shifa y su gran amiga Lea, que es como una hermana para ella. Pero la inocencia y la felicidad de la niñez nunca son eternos, y las diferencias entre Lucia y su familia de acogida no tardan en aparecer.

La doctora de la peste

En su estancia en casa de los Speyer, Lucia recibe la misma instrucción que los hijos de estos. Muy pronto destaca como una alumna inteligente y aplicada, que denota mucho más interés que Lea. En concreto, adora las enseñanzas de Al Shifa relativas a las curaciones y otros temas médicos. Lucia sueña con convertirse en médico, algo impensable para una mujer en aquella época. Debe conformarse con lo que aprende a través de los libros de su mentora, conocimientos que aprende a conciencia. 
A partir de 1347, la epidemia de la peste llega a Maguncia. Las circunstancias de Lucia no son fáciles en aquel momento, pero aun así se erige como una chica valiente que planta cara a la enfermedad y está dispuesta a ayudar a los enfermos, aunque con ello se arriesgue a ser contagiada. Este periodo oscuro le permite mostrar una nueva cara, la de una Lucia que se aleja mucho de aquella niña de orígenes oscuros que nadie tenía en cuenta. Además, no lucha contra la peste sola: un médico llamado Clemens von Treist llega a la ciudad y entre ellos nace algo más que una simple camaradería.

Mis impresiones

Parece que he contado mucho, pero en realidad he dicho pocas cosas que no se puedan suponer por el título. La vida de Lucia junto a los Speyer y su etapa como «doctora de la peste» corresponden a las dos primeras partes del libro, después todavía quedan muchas cosas que contar. Sin embargo, tras terminarlo tengo la sensación de que va de más a menos. El interés y la recreación detallada de la primera mitad no son comparables a la recta final, en la que los acontecimientos van mucho más rápido, como si la autora tuviera prisa por entregar el manuscrito. Exactamente lo mismo que sentí con En el país de la nube blanca
Siguiendo con las comparaciones con la citada obra, en La doctora de Maguncia nos encontramos con una protagonista femenina fuerte, cosa que normalmente  me encanta. Enseguida cogí cariño a Lucia, me resulta fácil identificarme con este tipo de heroínas que luchan contra las adversidades. No obstante, a medida que se acercaba el desenlace mi entusiasmo por ella cayó en picado: está tan idealizada y le sale todo tan bien, que hasta me transmitió antipatía. Comprendo que el crear héroes y heroínas perfectos es una práctica extendida que suele funcionar, pero mis reparos vienen por el modo en el que Lucia logra sus objetivos. Al principio me los creía, al final me parecieron demasiado rebuscados y las pullitas de Lucia con respecto a otros personajes (que si fulanita es una necia, que si no le importa que a otra le caiga una reprimenda, etc.) no me gustaron ni un pelo. Está bien que la protagonista sea espabilada, pero sin pasarse de lista, por favor.
Con mis comentarios podéis ver que mi disgusto viene sobre todo por esas últimas cien o ciento cincuenta páginas. Eso es lo que me da más rabia de todo: al principio, y con la trama ya avanzada, me gustaba mucho. Es una historia muy entretenida, con personajes bien dibujados en general, que consigue captar el interés del lector. La relación de Lucia con Al Shifa, por ejemplo, es muy bonita. Qué pena que la autora lo echara a perder por no intentar hacer un relato más humano, con las estrategias mejor pensadas y un poco más de riesgo en el amor. 
Ah, el amor… Otro aspecto en el que me tiene contenta. Una particularidad de las novelas de Ricarda Jordan, Sarah Lark o como se quiera llamar consiste en mezclar historia y romance. Normalmente, los autores de novela histórica pura mantienen el amor en un segundo plano, por lo que la obra de esta escritora se encuentra a caballo entre este género y la literatura romántica. Esto será una ventaja para los amantes de la literatura romántica, pero como yo no lo soy, es algo que me disgusta (tuve la misma sensación con En el país de la nube blanca). No me malinterpretéis: hay historias de amor que me gustan, pero pido un mínimo de credibilidad y humanidad en ellas, detesto los cuentos de princesas con final feliz de poca monta. Durante los primeros cientos de páginas me gustó lo que planteaba Ricarda Jordan, pero cuando cierto personaje hizo su reaparición le perdí todo el respeto (más abajo me explayo con spoilers). Lucia von Speyer no deja de ser una Cenicienta de la era medieval.
Aun así, como digo no todo es malo. La recreación de la época está bastante lograda, enseguida te traslada al lugar y te mueves por las calles de la localidad como si fueras Lucia o cualquier otro personaje. Me parece especialmente interesante esa mezcla de religiones con las que convive Lucia de pequeña, lo considero un buen punto de partida y una justificación lógica para la mentalidad abierta que manifiesta la protagonista más adelante. De todos modos, no es nada que no se haya tratado en numerosas novelas históricas. 
Por otro lado, al igual que ocurría en En el país de la nube blanca, la historia atrapa desde el principio y su lenguaje asequible hace que la lectura sea muy amena. Sigo opinando que esta es una de las mayores virtudes de la autora: capacidad para entretener al lector y mantenerlo enganchado. No ganará el Nobel, pero no me extraña que haya cosechado un gran éxito en Alemania, pues su forma de escribir no tiene nada que envidiar a Ken Follet, Dan Brown y otros autores de best sellers (repito: se parecen en la forma de escribir, de los temas que trata cada uno no he hablado).
Quiero hacer un pequeño apunte sobre las fechas. La novela se desarrolla entre 1330 y 1350, es decir, termina cuando Lucia tiene unos veinte años. Todo sería normal si no fuera porque al comienzo de la tercera parte se indica que esta va de 1349 a 1350, y en la cuarta, ¡sorpresa!, volvemos a 1349 (los acontecimientos se narran en orden cronológico). En la quinta y última pone 1350. Yo creo que podría haber algún error, porque además ocurren tantas cosas en estas etapas que me cuesta creer que solo hayan pasado dos años.

Lo que no me ha gustado (con spoilers)

Antes ya he adelantado algo, pero ahora quiero explayarme para poder intercambiar impresiones con quienes hayan leído el libro. En primer lugar, me parece una tomadura de pelo que Clemens «resucite» cuando se han dado tantas explicaciones sobre el avance de la enfermedad y se supone que Lucia conoce esos detalles mejor que nadie. Además, las explicaciones sobre la huida y recuperación de este me parecen rocambolescas. Creo que la autora quiso hacer apología del amor único y verdadero, mensaje que ya me temía encontrar porque En el país de la nube blanca también está idealizado que da gusto. Habría preferido que arriesgara, que si Clemens moría, que fuera de verdad y nos explicara cómo Lucia rehace su vida.
Cambiando de tercio, como os decía Lucia no me ha caído nada bien en las últimas páginas. Puedo comprender (hasta cierto punto) que se haga pasar por Lea y se aproveche de sus beneficios, del mismo modo que entiendo que guarde el secreto de la muerte del prometido de Gunhild. Ahora bien, hay cosas que no me han gustado nada. Veamos: le da igual perjudicar a la hermana Mathilde y la ridiculiza (la monja siempre fue amable con ella, y aunque aparezca poco me parece feo que Lucia se lo pague así); hace el papelón de su vida cuando todo piensan que Gunhild ha muerto y cuando declara que no está al tanto de los amoríos de la duquesa Isabel (¡cuánta sangre fría!); solo se nombra a su hija Leona en los momentos «oh, soy madre y eso complica mi vida» (como cuando el caballero le propone que se vaya con él), en lo cotidiano apenas sale y todavía estoy esperando escenas de la niña con su padre; prepara estrategias rebuscadas y siempre, siempre le salen bien (las «muertes» de Gunhild e Isabel, el rescate de Adrian). Lo siento de veras, pero en este contexto no me parece creíble que una chica pudiera hacer y deshacer en el entorno de la corte como si nada. ¿Dónde quedó la joven humilde que ayudaba a los demás de buenas maneras? Supongo que a quien solo busque entretenimiento le dará igual, pero yo necesito un poco de realismo en una novela histórica. Eso, y una heroína de carne y hueso por la que pueda sentir empatía
Por último, está el tema del regreso de David. Este sí que me lo esperaba porque por lo menos a mí me quedó claro que no había vuelto a Maguncia (aquí la autora nos vuelve a tratar de tontos, porque la propia Lucia debería de haber pensado en esta posibilidad). Me gustó su aparición en el momento justo; no obstante, hay algo de después que no me cuadra: el tío perdona a Lucia, pero ¿y David? ¿Qué hay de él? Con la rabia que le tenía la última vez que la vio, me extraña que no haya intentado malmeter contra ella de algún modo.
Se me olvidaba: la forma en la que descubre quién es realmente me parece un recurso facilón donde los haya. Oh, casualmente llega a un lugar donde vivió su madre, y como casualmente es igual que ella, la reconocen de inmediato. Nadie pone en duda sus orígenes, aceptan su nuevo estatus como si todos los días se descubriera que una muchacha de la calle pertenece a la nobleza.

Conclusión

Ricarda Jordan

A pesar del mal sabor de boca que me han dejado las últimas cien páginas y algunas cosillas que no me resultan creíbles, no puedo negar que el libro me ha hecho disfrutar mucho en su mayor parte y por eso le doy una valoración positiva. Me gusta la forma de escribir de Ricarda Jordan, consigue captar el interés del lector y pienso que tiene dotes para la novela histórica; sin embargo, en mi opinión sus finales son un poco precipitados y debería cuidar más la psicología de sus personajes y las relaciones entre ellos. Si os gusta la novela histórica con mujeres fuertes y temas médicos, antes os recomendaría La herbolera (Toti Martínez de Lezea) y Domina (Barbara Wood). La doctora de Maguncia está bien, pero podría estar mejor.
Mi valoración: 7,5/10