Hoy día ya es difícil hablar de protestantismo en el sentido clásico del término, concepto que se asocia con las iglesias históricas que nacieron a partir de la ruptura protestante con la Iglesia católica en el siglo XVI. Los grupos "evangélicos" de nuestros días ya no tienen prácticamente nada que ver con las doctrinas de Lutero (o del mismo Calvino); por supuesto, esto no excusa al "reformador" alemán de haber sentado las bases de la terrible dispersión en la que se encuentran millones de personas que se reclaman como cristianos y se encuentran agrupadas en miles de grupos con doctrinas confusas y muchas veces contradictorias entre sí, pero sería injusto culpar a Lutero de formular una teoría, que a todas luces le hubiera parecido descabellada, como la del "rapto de la iglesia", como es la que hoy domina en el "mundo evangélico" neoprotestante moderno.
Esta doctrina del "rapto" o "arrebatamiento", en sus diversas versiones, es la que sostiene la aplastante mayoría de los grupos pentecostales y neopentecostales, que son, por mucho, los que más crecen y se expanden en el campo protestante, ganando a miles y miles de adherentes a sus distintos grupos año con año.
El crecimiento de estos grupos ha provocado la proliferación de toda clase de especulaciones y "profecias" sobre un supuesto "rapto de la Iglesia", en la que aquellos que hubieran "nacido de nuevo" aceptando a Cristo como su Señor y Salvador, serían al mismo tiempo elevados por el aire (algunos sostienen que este "arrebatamiento" sería realizado secretamente y otros que sería a la vista de todas las personas, que presenciarían la espectacular escena de millones de seres humanos siendo "abducidos") y llevados hacia una nube en que Jesús los estaría esperando para llevarlos al cielo, mientras que todos los no salvos (y aquí, por supuesto, nos incluyen a los cristianos católicos), nos quedaríamos en la tierra en la "gran tribulación", a sufrir toda clase de calamidades (crisis, hambrunas, desastres naturales, etc.) durante siete años, hasta que al pasar ese tiempo Jesús regrese para reinar por mil años en la tierra.
Toda esta doctrina trata de ser sustentada dándole una mala interpretación a diversos versículos de la biblia, sin embargo nada de esto del "rapto" es biblico. La Iglesia sostiene, y siempre ha sostenido, que nuestro Señor Jesucristo "vendrá de nuevo con gloria para juzgar a vivos y muertos", como reza el Credo, pero no vendrá antes del fin a "raptar" a nadie. Es por esto que todas las "profecías" del rapto que se han hecho al menos durante los últimos 250 años han fracasado y todas las posteriores que surjan están condenadas al fracaso.
El mes de septiembre, que acaba de concluir, nos ha arrojado un nuevo fiasco que se suma a una larga lista de profecias del "arrebatamiento" que han fallado en el pasado. Me refiero puntualmente al protestante pentecostal francés Claude Ignerski, quien había publicado un extenso y bastante denso material en tres tomos sobre su teoría del "final de los tiempos", el último de los cuales llevaba por título: "Septiembre 2015: 7 pruebas irrefutables del rapto de la Iglesia", en el que hace toda clase de análisis de los libros de Daniel, Ezequiel, Jeremías, Isaías, del evangelio de Mateo, de las cartas de Pablo, etc., y en el que con toda seguridad y firmeza declaraba que tenías las pruebas "irrefutables" del "rapto", que sería en el mes que justamente acaba de concluir.
Conocí el libro y lo revisé durante los primeros días de septiembre, también revisé la cuenta de facebook de Claude, y sus seguidores, así como él mismo, estaban entusiasmados, estaban realmente convencidos de que estaban a unos días de encontrarse con Jesús en una nube.
A esta "profecia" incumplida podríamos sumar la del pastor protestante Armando Alducin, quien en un video de meses anteriores habría asegurado que la iglesia "se iría" en septiembre. Aunque, en honor a la verdad, hay que señalar que al menos Alducin salió a finales de agosto a aclarar que él en efecto habría dicho que el "arrebatamiento" tendría lugar en el mes de septiembre, mas que no había afirmado que sería en este año.
Lo único cierto es que seguirán surgiendo profecias de este tipo en el futuro, por lo que considero muy importante alertar a la gente sobre los errores de esta doctrina del "rapto" porque no son pocas las personas sinceras que luego de estos fiascos terminan sumamente desilusionadas e incluso se apartan poco a poco de la fe en nuestro salvador Jesucristo al no cumplirse los acontecimientos que a ellos les habían hecho creer como "biblicos" e "irrefutables". Por ello insto a los lectores a no atender esta clase de "profecías" provenientes de interpretaciones privadas de la biblia y a no dejarse sugestionar por estos anuncios "proféticos" con fechas sobre un "fin" que solo nuestro Padre en el cielo sabe cuando ha de ocurrir.
Hay que tener la plena certidumbre de que nuestro señor Jesús volverá. ¿Cuando? No lo sabemos. Por ello, más allá de fechas o predicciones, hay que vivir diariamente con alegría nuestra fe cristiana, dando razones de nuestra fe y de nuestra esperanza, orando, cumpliendo los mandamientos, conduciéndonos conforme a la voluntad de nuestro Padre celestial, pidiendo al Espíritu Santo que trabaje en nosotros y nos guíe para perseverar hasta el fin; pero sin expectativas fuera de lugar y sin sugestiones de ningún tipo.
¿Anhelas con tantas ánsias encontrarte con Cristo? Bien, pues podemos hacerlo a tan solo unas calles de nuestras casas. Gracias al Eterno, tenemos la hermosa bendición de tener la oportunidad de reunirnos, recibir y hacernos uno con Cristo quien instituyó el Santísimo Sacramento de la Eucaristía precisamente para cumplir con su promesa de estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Ahí, en el Sacramento del Altar, podemos diariamente encontramos con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.