La inocencia y culpabilidad de Kalimba queda como una sospecha que penderá para siempre sobre el artista, su auto de libertad no significa que sea totalmente inocente, sólo indica que el juez no encontró los elementos suficientes para juzgarlo y prefirió liberar a un sospechoso que encarcelar a un inocente.
El escándalo mediático desencadenado en este caso nos muestra las garantías de la persona públicas, muy por encima del promedio general. La prensa prácticamente estuvo encima de la acusadora Daina, la desnudó hasta someterla y convertirla en la “mala de la telenovela”, al grado de lanzar al estrellato a Thaly, una adolescente tan despistada como la primera; efectivamente se trata de menores de edad a punto de ser mayores, pero por los dichos de los medios de comunicación, con un largo camino recorrido, tal cual lo viven infinidad de adolescentes ansiosas por crecer y vivir la vida.
Otra cosa que se demuestra en este caso, es que México es machista a morir, ni las mujeres se pronunciaron a favor de la demandante y víctima de violación, ninguna organización se pronunció a favor y las apoyó incondicionalmente. Todos, hombres y mujeres pensaron que una mujer que se mete a un cuarto con un hombre se busca exactamente lo que le pasó a Daiana.
Mañosamente y de manera hipócrita le ocultaban la cara a Daina para no afectarla, mientras desnudaban grotescamente su intimidad.