La economía durante el periodo de entreguerras (1918-1939)

Por Rafaelrodrigo

Como resultado de la Gran Guerra (destrucción de campos, fábricas, ciudades e infraestructuras), la economía europea atravesaba momentos muy difíciles. Este período también es conocido como la inmediata posguerra (1919-1924).
SITUACIÓN EN EUROPA
La cooperación económica pública y privada norteamericana con Europa no fue despreciable, unos 1750 millones de dólares y consistió principalmente en alimentos y ropa para aliviar las situaciones de extrema emergencia. Se observa la falta de un plan coordinado por los gobiernos para el relanzamiento económico de Europa. La ausencia de consideraciones económicas, al margen de las reparaciones alemanas, en el Tratado de Versalles fue pronto criticada por Keynes. La recuperación de la capacidad productiva de las economías europeas se hizo esperar bastante más de lo que hubiera sido deseable. A los grandes problemas económicos se suman otros de índole política y social. La manifestación más llamativa de estas dificultades posbélicas fue la hiperinflación. La alemana de 1923 se ha convertido en un ejemplo de libro sobre el crecimiento exponencial de los precios. En el Reino Unido, el desempleo alcanzó en 1921 el nivel más alto (11,3%). Entre los países beligerantes, sólo EEUU salió económicamente bien parado de la Gran Guerra.

EL PROBLEMA DE LAS DEUDAS DE GUERRA INTERALIADAS
Frente a la debilitada economía de los grandes países europeos, la de EEUU entró en la década de los veinte con gran dinamismo. Nueva York desplazó a Londres como capital financiera del mundo. Tuvo lugar un exceso de importaciones sobre exportaciones. De acuerdo con las reglas del patrón oro, la salida de grandes cantidades de ese metal hacia los países neutrales y los Estados Unidos descapitalizó a los países contendientes. En 1913, este último país acumulaba el 26% de las reservas mundiales de oro monetario. El Reino Unido estaba endeudado con Estados unidos pero si conseguía cobrar a sus países deudores podría no sólo saldar sus compromisos con los Estados sino también obtener una posición excedentaria. Pero tanto Francia como los restantes aliados deudores no podrían hacer frente a los pagos debidos si no recibían las reparaciones de guerra alemanas.
UNA NUEVA SITUACIÓN TERRITORIAL EN EUROPA
A los muchos y graves problemas en Europa se añadió la fragmentación del espacio económico como consecuencia de la aparición de nuevos países. Ello generó un intenso nacionalismo económico. De ahí que tuviera consecuencias negativas sobre la integración económica europea en forma de medidas tendentes a “perjudicar al vecino” o simplemente crear impedimentos a la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales. Sirvan de ejemplo la desarticulación de las redes de transporte, (separación entre productores y consumidores) y comunicaciones o la proliferación de monedas, aduanas y disposiciones legales diferentes. Estas nuevas tendencias desfavorables para el crecimiento económico europeo vinieron a superponerse a las que ya se habían adoptado desde el comienzo de la contienda y no habían sido aún desmanteladas: regulaciones de los mercados, restricciones a los movimientos de capital o el abandono del patrón oro.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA PAZ
La Primera Guerra Mundial impidió a varios de los principales países exportadores de productos industrializados mantener su tradicional presencia en los mercados mundiales pues sus sectores agrarios e industriales se supeditaron a las necesidades de bienes finales (uniformes, armamento) e intermedios (siderurgia). La interrupción del flujo de exportaciones industriales desde Europa permitió a EEUU y a algunos países periféricos (Suecia, España) y a otros (Japón), expandir e incluso crear sus propios sectores industriales. Con la paz, estos países se enfrentaron a la caída de la demanda de sus productos. Para frenar los efectos negativos, muchos recurrieron al proteccionismo. El aumento de las importaciones por parte de los países beligerantes europeos de algunos alimentos y materias primas estratégicas estimuló su producción en otras partes del mundo. Finalizada la guerra, la demanda de algunos de esos productos también cayó. Así se produjo un exceso de oferta que motivó una caída tendencial de los precios mundiales de larga duración.
CAMBIOS POLÍTICOS
En 1920 parecía que la economía comenzaba a adaptarse a las necesidades de la paz pero no fue así. Europa redujo sus compras a EEUU. La crisis económica que se produjo afectó a Alemania , que debía soportar los pagos o reparaciones de la guerra (Versalles). Se convocaron conferencias que enfatizaron la importancia del retorno al patrón oro para estabilizar precios y tipos de cambio. En Occidente desembocaron cambios sociales y políticos debido a la Primera Guerra Mundial. Cabe destacar los siguientes: la generalización del sufragio universal con el derecho de voto de las mujeres (1917 en Gran Bretaña), la plena integración de los partidos de izquierda en el sistema político (surgen partidos de masas para eliminar las injusticias y desigualdades), el creciente papel económico y político de la mujer (movimiento feminista obrero) la revolución soviética y el consiguiente miedo a la extensión del comunismo (favoreció el establecimiento de regímenes conservadores) y la reorientación estatal de la economía (se busca un papel más activo del Estado en la economía.)
LOS “FELICES VEINTE”
La década de los años veinte fueron años de crecimiento económico y de transformaciones políticas (voto de la mujer), sociales (mayores derechos de la mujer), y culturales (cambios en la moda). Se desarrollan nuevas industrias (automóvil), aumenta la producción por las nuevas formas de organización del trabajo, la concentración empresarial y el estímulo del consumo. Todo ello produjo un aumento del bienestar en las clases medias y aumentan los salarios reales.. Como consecuencia, se produce un aumento del bienestar en las clases medias (consumo privado, compra a crédito…).

EXPANSIÓN ECONÓMICA
El Plan Dawes permitió la reestructuración de los pagos en concepto de reparaciones de guerra por parte de Alemania. La economía estadounidense se encontraba inmersa en una fase expansiva como consecuencia de la difusión de las innovaciones de la segunda revolución industrial: producción (acero, electricidad…) o consumo (teléfono, automóvil). Anticipándose, EEUU y algunos países volvieron al patrón oro. En la Conferencia de Génova se adoptó un sistema monetario internacional negociado entre numerosos países. Admitía, aparte del oro como base, la libra esterlina y el dólar. Cada país fue adoptando el patrón oro de manera descoordinada.
EFECTOS DE LA PROSPERIDAD
No en todos los casos las decisiones fueron suficientemente realistas. El Reino Unido no quiso perder la condición de primera potencia económica mundial y el resultado fue una libra sobrevaluada, lo que afectó a sus relaciones comerciales. El reajuste a la baja de precios y salarios fue el detonante de una crisis social, produciéndose en 1926 una huelga general. El desempleo se instaló en la economía británica e hizo necesaria una ampliación del subsidio de los desempleados, lo que aumentó el gasto público y forzó al estado a endeudarse. Francia tenía una paridad muy inferior a la de preguerra. Las exportaciones francesas crecieron, al igual que su economía, y aumentaron las reservas de oro. En 1930 casi la totalidad de países con economías importantes habían retornado al patrón oro.
LOS ANTECEDENTES DE LA CRISIS
El gasto público tendió a aumentar, particularmente en sus capítulos más sociales (pensiones, salud, desempleo). El gasto público en el PIB aumentó de un 11% en 1870 al 23% en 1937). La desglobalización se observa en el comercio internacional, así como las migraciones, que fueron creciendo cada vez menos. Todo comenzó a colapsarse cuando desde 1928, los inversores norteamericanos, atraídos por la burbuja financiera que estaba expandiéndose en la bolsa de valores neoyorquina, comenzaron a dejar de invertir en el exterior.