No hay buenas noticias para la economía mundial y así lo expresan las bolsas que tropiezan una y otra vez con la tinta roja. Al parecer, aún no se entiende lo que quiso decir Bernanke cuando habló que la economía vive un momento particularmente incierto, un momento que anunciamos a los lectores hace dos años cuando dimos cuenta de la caída de ese avión en llamas que era la principal economía del planeta. Pues bien, la economía comienza ahora su aterrizaje forzoso, dando cuenta que está más cerca de una nueva zambullida que de la anunciada recuperación.
Los datos de Grecia son una muestra de lo que espera al resto de los países europeos que han adoptado draconianos planes de recortes presupuestarios. Las tiendas están cerrando, los ingresos fiscales están disminuyendo y el desempleo ha afectado a un increíble 60% en algunos lugares. Las medidas de austeridad se han extremado hacia una espiral mortal y el país ha reducido el déficit presupuestario más de la cuenta: 39,7%, y el gasto del gobierno en 10%, mucho más de lo que exigían la UE y el FMI. Esto ha afectado a todos los sectores de la economía del país y el consumo se ha ido a pique, con quiebras y desempleo masivo que van en aumento. Una mezcla de miedo, desesperanza y furia se está gestando en la sociedad griega.
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