La ecuación de la libertad

Publicado el 12 noviembre 2025 por Jmartoranoster

ALÍ ROJAS OLAYA

En 1828, Simón Rodríguez nos dice que “la causa pública está en ocasión de hacer época, y esta es la de pensar en un gobierno verdaderamente republicano” ya que “la América es (en el día) el único lugar donde sea permitido establecerlo”. Rodríguez está reforzando las palabras de Simón Bolívar que pronunció el 15 de agosto de 1805 en Roma: “La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus faces, ha hecho ver todos sus elementos; más en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”.

El 2 de febrero de 1847, Simón Rodríguez se encuentra en la República de la Nueva Granada, en el pueblo de Túquerres. Allí escribe al coronel Anselmo Pineda sobre “el gobierno más perfecto de cuantos pueda imaginar la mejor política”. Se refiere el genio caraqueño al gobierno popular que debe existir en el Estado comunal, uno que dé “por el pie al despotismo”. El polímata venezolano concreta lo que esboza Simón Bolívar en Angostura el 15 de febrero de 1819: “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”. Para Rodríguez tal utopía es posible con una democracia comunal que se logra a través de una confederación de varias toparquías. Rodríguez tiene plena conciencia de que para lograrlo debe desplegarse una revolución cultural, “¡Ojalá cada parroquia se erigiera en toparquía!”.

La Confederación de toparquías o Estado comunal es una forma de organización político-social fundada en la democracia comunal, “en la cual el poder es ejercido directamente por el pueblo, a través de los autogobiernos comunales, con un modelo económico de propiedad social y de desarrollo endógeno y sustentable”.

Para Rodríguez, la cocreación de un Estado comunal es posible solo a través de la formación, “si se instruye, para que haya quien sepa y si se educa, para que haya quien haga”. De acá el peso que tiene la Universidad Nacional de las Comunas en la educación para la democracia comunal.

En 1850, Rodríguez le contó a Manuel Uribe Ángel el relato circunstanciado del Juramento de Bolívar en el Monte Sacro. Una vez que Bolívar finalizó, Rodríguez se sintió orgulloso de haber sido testigo del acto trascendental, y en las frases finales de su relato dijo con satisfacción: “el muchacho cumplió su palabra. Toca a las generaciones venideras perfeccionar la obra”.