Recuerda cualquier ocasión en la que hayas estado sentado en una terraza, tomando algo. Estás disfrutando de la tarde y de una cerveza. Tal vez acompañado, o tal vez simplemente leyendo un libro. De repente, alguien se te acerca y te comenta que le ha gustado tu último trabajo, o quizás te pregunte donde has comprado el libro, o que a él también le gusta mucho y se lo está leyendo. Lo hace con amabilidad, ni es un loco ni te avasalla. ¿Como respondes tú?
Estoy seguro que estás pensando lo mismo que yo. Que lo normal, lo educado, es atenderle y responderle. Si alaba tu trabajo, lo corriente sería darle las gracias. Si te pregunta, decirle la librería o comentar porque te gusta el libro. Si alguien no lo hiciera de esa manera, lo primero que pensariamos sería que es un maleducado y un arrogante. Pues bien, en la red, o más concretamente en la redes sociales, sobre todo en Twitter, que es la que más utilizo y conozco, este episodio es resuelto por alguno de sus visitantes con la segunda opción.
Es curioso comprobar la insistencia de algunos de los componentes más destacados hasta ahora de la Red por incidir en la separación entre esta y la vida “real”, como si quisieran preservar unas característica diferenciadora que les siga permitiendo dictar las normas de las que hasta ahora han disfrutado. Pero es ya el momento de que la Red se extienda más allá de cierto grupo de gente que se cree su élite. Es el momento de extender su uso, disfrute y conocimiento al máximo número de personas posibles. Y es ahora cuando la Red tiene que adaptarse a la gente, no al revés. Lo contrario sería como si los fabricantes de automóviles pretendiesen dictar las normas de tráfico.
Las “excusas” para negar las “gracias”, o los “buenos días”. o la simple respuesta ante una mención directa son varias. Una de ellas es el supuesto respeto hacia su TL, la necesidad de no hacer lo que ellos denominan “ruido”. Quieren sus pantallas limpias de agradecimientos, preparadas para que ellos lancen sus sentencias, enlaces o permanencias en la T4 (menos mal, aqui no hay bot). Otra, también muy utilizada, es que reciben tal cantidad de mensajes que el responderlos les resulta imposible. La respuesta a ambas cuestiones es bastante sencilla: educación, respeto y sentido común. Seguramente también les debe molestar dar los buenos días en un ascensor si no conocen al que entra, o no dan las gracias al camarero que les atiende, o les molesta ir a un sitio donde hayan más de tres personas juntas, (salvo que sea para escucharles, claro está). La red debe ser de las personas, y las personas se saludan, se despiden, se dan las gracias. Las personas con educación, al menos. Por la simple y pura razón de que si alguien dice “buenos días”, le gusta que le contesten. En cuanto al número, hay infinitas maneras de aligerar ese supuesto pesado e ingrato trabajo de contestar a la gente. Se pueden agrupar las respuestas, se puede hacer un mensaje general en algún caso, se puede crear una etiqueta para agrupar asi los mensajes en caso de un debate amplio o sobre un tema global. Si se quiere se puede. Si intentamos hacer una Red para todos, podemos hacerla. Y nombro el sentido común. Porque una cosa es ser una verdadera estrella, una de esas que están en Twitter o Facebook por pura promoción, y que con cientos de miles de seguidores lo único que desean es la “foto”, y otra cosa querer parecerlo. Hacen falta muchos seguidores para que el tráfico de una conversación en twitter haga imposible la respuesta. Al menos desde el punto de vista del respeto mutuo. Sobre todo, cuando los mismos que normalmente no contestan a las personas “normales”, pierden cierta parte redonda de sus anatomías para saludar a los que creen por encima de ellos. O cuando se les ve sumamente educados y respetuosos para repartirse honores sobre algun premio.
Y puede haber otra razón. Puede que si que tengan educación. Que nos crean moscas, y tengan la educación de las arañas.
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