La huella digital que estamos creando es inmensa. Los hábitos de los usuarios están redibujando el mapa. Un 33% de los habitantes del planeta tiene acceso a Internet y uno de cada siete tiene un perfil en Facebook.
Las redes sociales están influenciando nuestras vidas en mayor o menor grado pero para un determinado grupo de población, como es el formado por la comunidad educativa es evidente que se han convertido en un elemento que va más allá de una herramienta de interacción.
Todavía existe una brecha entre conceptos tales como formación, educación, información y conocimiento. Mientras los centros educativos, los gobiernos y las instituciones debaten sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la educación del siglo XXI, el cambio de paradigma ya ha comenzado.
Una buena asociación entre educación y nuevas tecnologías podría convertirse en un puente hacia un futuro exitoso.
En este sentido, un reciente estudio de la Universidad de Massachusetts Dartmouth, realizado en Estados Unidos, recoge algunos datos estadísticos que reflejan a la perfección cómo la educación es una pequeña isla en medio del océano en lo que a uso de redes sociales se refiere.
Este informe parte de un dato contundente: el 100% de los colegios superiores y universidades utilizan algún tipo de medio de comunicación social, lo que implica que se sitúan a la vanguardia con respecto a otras industrias. Hasta el momento, es uno de los pocos sectores que puede presumir de contar con una penetración de un 98% en Facebook, de un 86% en Youtube y de un 84% en Twitter. El estudio no contempla LinkedIn pero, a tenor de estos resultados, me atrevería a asegurar que, debido a su enfoque dedicado al mundo profesional y del trabajo, la presencia de estudiantes y profesores debe ser muy significativa.
Adicionalmente, el informe estudia el papel de los blogs en los centros de enseñanza superior. Destaca que su utilización ha experimentado un importante crecimiento en los últimos cinco años, mientras que su evolución en el seno de otros ámbitos, como es el caso de las empresas que forman parte de las listas que elaboran Forbes y Fortune, o de las principales instituciones sin ánimo de lucro, ha tenido un desarrollo mucho menos exponencial.
Sin embargo, la cuestión verdaderamente relevante del estudio no se refiere al cuánto sino al cómo. Deberíamos poder inferir de él si estas instituciones
están aprovechando el enorme potencial de desarrollo que se abre ante un despliegue semejante de medios o si simplemente se limitan a reproducir lo que hacen otros.
No existe una respuesta general. Depende de cada caso en concreto. El grado de penetración del social media dentro de un colectivo tan amplio y heterogéneo abre un enorme abanico de posibilidades.
Si bien resultan bastante evidentes las ventajas que ofrecen estas herramientas en la transmisión del conocimiento, los centros educativos todavía no son conscientes de cómo se podría capitalizar este potencial y transformarlo en una apuesta valiosa en su estrategia de marca, sea para atraer futuros alumnos, talento y financiación, o para crear, desarrollar o afianzar una imagen de prestigio.
El tema también genera un debate interesante para la comunidad universitaria, ya que es la primera vez en la historia que los alumnos conocen y están más informados sobre un tema que sus profesores. Por eso, es probable que el foco haya que ponerlo en los educadores, que necesitan entender mejor las herramientas y los lugares donde están sus alumnos: las redes sociales.
En este espacio, se puede promover la experimentación y la curiosidad en mayores dosis de lo que se hacía en los ámbitos educativos tradicionales, evitando algunos de los defectos de la sociedad occidental: castigar el fracaso desde edad temprana, coartar la libertad de aprender a partir de los errores e instaurar el miedo a equivocarse. Tremendos errores que empujan a los jóvenes hacia territorios de mediocridad y temor.
Las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías todavía están en una etapa incipiente: dos tercios de la población nunca ha participado aún en una red social. Resulta aconsejable animarse a buscar notoriedad en el ciberespacio para alcanzar una audiencia planetaria y para potenciar ideas y proyectos. El mañana pertenece a los que se preparan para él en el día de hoy.
Aunque el sector de la educación genera miles de millones de euros, son muchos los que se encuentran buscando una porción de este mercado pero sólo aquellos que se animen a sobresalir, diferenciarse y contar una historia la conseguirán.