La meditación se encarga de desarrollar una progresiva capacidad de concentración y focalización. La meditación exige de mucha práctica, paciencia y dedicación de mucho tiempo. Pero el propio acto de meditación hace que se genere cada vez más la paciencia, lo más importante es que te orientes hacia el encuentro de la parte más acogedora, bonita y productiva de nosotros mismos.
En cuanto más profundo nos lleva la práctica de la meditación, seremos capaces de distanciarnos del plano de las tensiones y las apariencias, aprendemos la visión real de la vida y del mundo que se encuentra dentro de nosotros. Cuando descubrimos que poseemos ese don tan precioso, repleto de belleza, y lo más importante es que nuestro cuerpo y nuestra alma son sentimos dignos de ser amados y de este modo poder alcanzar la anhelada felicidad, ayudados por un zen Barcelona.
Existen varias formas básicas de meditación, las cuales puedes experimentar en este momento, sin depender de nadie. Lo primero que debes hacer es sentarte en posición y asiento cómodos, en una sala o cuarto silencioso y tranquilo.
Después lo más importante es no ser perturbado ni tampoco interrumpido durante al menos un tiempo de 15 minutos. Lo mejor es que tus pies reposen sobre el suelo, por otra parte tus manos deben estar bien relajadas, sobre el regazo.Si te sientes más cómodo puedes realizarlo acostado. Empieza por cerrar con suavidad los ojos y relájate por completo.
Debes comenzar realizando 3 respiraciones profundas, lo cual te va a ayudar a soltar la tensión. De esta manera relaja cada para de tu cuerpo poco a poco, puedes empezar por los pies, subiendo despacio hasta llegar a la cabeza. Después de esto respira de forma profunda por la nariz, concentrándote siempre hasta que tu respiración se haga suave y regular.Siempre y cuando se tome en cuenta un zen Barcelona.